Un mes y medio después del inicio liguero, el Real Valladolid de Garitano sigue generando dudas sobre su devenir en esta temporada

Decíamos en la anterior pieza de la Pizarra, cuando el mercado aún no se había cerrado, que el Real Valladolid necesitaba la incorporación de tres jugadores que marcaran la diferencia. Fueron cuatro los que llegaron: Varela, Tiba, Diego Rubio y Erick Moreno. Las dudas aparecen cuando todos ellos no han tenido el protagonismo que de los últimos refuerzos se espera.
Considero completamente desacertada la incorporación de Bruno Varela. Tras el gran comienzo de temporada de Kepa y la marcha de Mariño, se necesitaba un portero que aportara competencia al vasco y que fuera capaz de sustituirle con garantías cuando este fuera llamado con la sub 21.
Lo que menos necesitaba el equipo, era otro portero que también fuera llamado por la sub 21 (en este caso de Portugal) y que tampoco podrá defender la portería pucelana cuando Kepa tenga compromisos internacionales. El gran beneficiado será Julio que, ante la ausencia de ambos, debutará en Segunda este domingo ante el Oviedo. Si se confía plenamente en él, como así se ha dicho, ¿para qué se trajo a Varela?
De las otras tres incorporaciones, solo Tiba ha tenido cierto protagonismo, aunque mucho menor del esperado (una titularidad y 128 minutos). No obstante, el centrocampista portugués, en sus escasas apariciones, ha demostrado ser un jugador diferente, con calidad y con ganas de echarse el equipo a las espaldas.
Para la delantera se esperaba un delantero y terminaron viniendo dos. Lo preocupante es que ninguno de los dos ha tenido incidencia en estas primeras jornadas (Rubio ha disputado 65 minutos repartidos en tres partidos, mientras que Moreno ni siquiera ha debutado en liga) y dudo mucho que alguno de ellos vaya a ser ese ‘nueve’ que marque las diferencias y asegure una alta cifra de goles que siempre es necesaria en un equipo que aspira al ascenso, como ese Valladolid de los récords (que tenía a Llorente y Víctor como estiletes) o ese Valladolid en el que Guerra consiguió 28 y 18 goles consecutivamente.
Calidad de la plantilla y cantera
Por tanto, como se mostró en aquella primera pizarra, el equipo, tras bajas importantes como las de Marc Valiente, Jesús Rueda, Hernán Pérez, Javi Varas o Roger, necesitaba la incorporación de jugadores que estuvieran llamados a ser muy importantes. No parece que los Marcelo Silva, Juanpe, Guzmán, Moreno o Diego Rubio, entre otros, estén a la altura de los anteriormente mencionados, por lo que la plantilla de esta temporada es, sin ningún tipo de duda, de una calidad sensiblemente inferior a la de la temporada pasada.
De las características de los centrales se habló tras esa primera jornada en Córdoba y poco más hay que añadir, puesto que se ha podido ver seis jornadas después que es la parcela con más carencias, tanto en número como en calidad. Tan mala ha sido la planificación de los centrales, que además de que los que han venido (Silva y Juanpe) no solo no marcan las diferencias, sino que no dan seguridad alguna, se ha quedado el que menos jugaba de los centrales de la temporada pasada (Samuel) y se ha tenido que recurrir (en dos encuentros) a un centrocampista ofensivo como Timor para tapar los agujeros que hay en esta demarcación.
Y es que ese es otro de los aspectos que seguimos sin corregir año tras año: la escasa apuesta por la cantera. En el partido de Copa, precisamente ante el Real Oviedo, Garitano optó por reservar a varios titulares, dando minutos a los suplentes. También completó el equipo con el canterano Ángel, que fue sin duda el mejor de los pucelanos en aquel encuentro en el que los carbayones les apearon de la Copa.
De poco le sirvió su gran actuación al madrileño, pues no ha vuelto a ser alineado con el primer equipo. ¿Qué mensaje recibirán los canteranos cuando ven que el entrenador prefiere poner a un centrocampista antes que llamar a un central del B, o cuando el entrenador no da continuidad a un canterano que ha demostrado merecerse una oportunidad?
No está de más decir que, un mes después (de nuevo ante el Oviedo), el de Derio parece que volverá a dar a Ángel una nueva, y más que merecida, oportunidad (al menos entrará en la convocatoria). Otros dos canteranos que estarán el domingo en el césped de Zorrilla son Julio y Dani Hernández, aunque en este caso estarán con el primer equipo por obligación, no por confianza.
Garitano no se libra de las dudas
Por su parte, el míster tampoco se libra de las dudas. Además del caso Ángel, uno de los mayores problemas que ha dejado entrever es que los cambios (durante los partidos) no son su fuerte.
Ante el Nàstic en casa (0-0), optó por sustituir a los jugadores de banda (Guzmán y Mojica) para dar entrada a Manu del Moral y a Diego Rubio (pasando Óscar a jugar en banda izquierda).
No solo no dio resultado, sino que el equipo generó mucho menos peligro que antes de los cambios. En rueda de prensa, achacaba que en tres cuartos de campo al equipo se le apagaba «la luz» y que varios jugadores debían aportar más. Parece que no solo al equipo se le apagan las luces.
En Huesca también sorprendió con los cambios: sustituyó a Óscar cuando más protagonismo estaba teniendo (acababa de asistir a Mojica en la jugada que terminó en el rebote a Rodri que a punto estuvo de colarse en la portería de Leo Franco), mantuvo el centro del campo (Rubio y Leão) a pesar de que el riojano terminó fundido y de que ambos jugaron condicionados por las amonestaciones que recibieron en la primera parte.
Es decir, sustituyó a uno de los pocos que generaban peligro para dar entrada a un jugador (Tiba) que podía haber aportado más en una zona que estaba sufriendo. Villar y Guzmán tampoco fueron revulsivos y el equipo terminó el encuentro de una manera cuanto menos preocupante ante uno de los equipos llamados a estar en la zona baja de la tabla.
Dicho todo esto, no queda otra que tener paciencia. En esta misma jornada (séptima) en la temporada 2006/07, el equipo solo llevaba un punto más que los nueve actuales y estaba clasificado en la decimotercera posición. El entrenador, Mendilibar, también empezaba a ser cuestionado. Lo que aconteció después ya lo sabemos.
Con esto no digo que este Valladolid, muy lejos de aquel en cuanto a plantilla y estilo de juego, vaya a ascender en abril. Pero sí debemos dar más tiempo al equipo. Solo podemos ir a mejor. Y eso solo será posible si todos remamos en la misma dirección. Esperemos que este domingo el equipo esté a la altura del partido y del rival. Seguro que sí, SOMOS VALLADOLID.