Después de una campaña pasada más que sufrida, José afronta este curso con la intención de reivindicar su fútbol, algo que por el momento viene haciendo
Tres años vistiendo la elástica del Real Valladolid y, por fin, este parece ser el año de José. Tras superar una lesión que le mantuvo alejado de los terrenos de juego durante prácticamente toda la temporada pasada, el atacante talaverano se ha convertido en pieza clave del arranque del Promesas de Rubén Albés.
En mayo de 2013, se confirmó su llegada a la entidad blanquivioleta. Llegaría junto a Fran Adeva, después de una brillante temporada en la División de Honor juvenil con la UD Talavera de su localidad natal, en cuya permanencia colaboraron ambos.
Ya en Valladolid, los dos estaban llamados a ofrecer un rendimiento alto y aportar un plus de calidad al Juvenil DH, algo que hicieron. En el caso que aquí atañe, la traslación a números fue de seis goles en 1.895 minutos, algo más de veintiún partidos, por tanto.
Partiendo principalmente desde la banda derecha, José fue un activo importante de aquel equipo, que otra vez no había logrado meterse entre los primeros de la clasificación, pero, sin embargo, había dejado alguna que otra nota positiva como el propio talaverano o Toni, que fue asomando ya la cabeza en el filial.
Aunque el Promesas dio el salto a Segunda B, su buen hacer le valió hacerse con un hueco en sus filas. Hubo alguna duda a principios de curso, sin embargo, mientras sufría una incómoda lesión, debido a que otros jugadores con contrato, como era su caso, estaban saliendo del club por cuestiones económicas, como sucedió con el ya citado Fran Adeva u otros.
No obstante, se quedó. Pasando un calvario, ya que tardó en estar disponible, porque no estaba físicamente bien. En la grada. De la mano de Rubén de la Barrera, el extremo derecho debutó con el filial en lo que fue su regreso a los terrenos de juego un quince de marzo, frente a la Cultural Leonesa, en el Reino de León.
Desde entonces, disfrutó de minutos en siete de los nueve partidos restantes, con 318 minutos sobre el tapete, divididos en ocho encuentros, y sin recibir ninguna cartulina. Tan solo arrancó dos encuentros como titular, en la jornada 33, ante el Racing de Ferrol, y en la última, ante el Real Murcia.
En el penúltimo envite, ante el Langreo, el castellano-manchego tuvo su momento dulce del año futbolístico cuando, tras salir desde el banquillo sustituyendo a Brian, el equipo logró la última victoria de la temporada con dos goles suyos en apenas dos minutos, que permitieron el resultado de tres a dos para los pucelanos.
Esta vez, con nuevo entrenador y arrancando de nuevo de cero, el de Talavera acumula 519 minutos en su segundo año en Segunda B, con tres goles anotados, que le convierten en el máximo goleador del equipo y en el mayor referente en el ataque del filial, ya que ni siquiera Caye Quintana, el ‘9’, el señalado a hacerlo, ha conseguido ver puerta hasta el momento.
Esos tres tantos suponen tres de los cuatro hechos por el filial hasta ahora, y fueron hechos en dos encuentros, ante el Tudelano y frente al Lealtad. Antes, durante la pretemporada, hizo alguno más, pero como en la División de Honor, por encima de las cifras están las sensaciones. Y estas invitan a pensar que será importante, dada su actividad, mucha y buena. Invitan a pensar en la confirmación y en que podrá olvidar, ya del todo, las dudas anteriores.