Ninguno de los dos jugadores del Real Valladolid Promesas cuenta apenas con minutos para su técnico. Sorprendente, en ambos casos, por diferentes razones en cada uno

Este pasado miércoles la agencia de representación que lleva a Mario Robles sorprendía publicando diferentes tuits con el siguiente contenido: «Los filiales están para que los jugadores crezcan. En el Valladolid B, algunos jugadores que crecieron la temporada anterior, ahora no son convocados. Curioso que en la web del Real Valladolid pongan a Mario Robles como central izquierdo, donde nunca jugó. Mejor mediocentro o central derecho».
Y finalizaba: «Llamar canterano a todo jugador cuyo dorsal del primer equipo supera el 25. Canterano es el que se ha formado en las categorías inferiores».
Esta batería de publicaciones en redes sociales hace pensar, por decirlo de algún modo, que Mario y sus agentes –o por lo menos estos; el canterano no se ha manifestado individualmente–, no están muy contentos con la situación que está viviendo el jugador hasta el momento esta temporada.
Mario es un chico que jugó toda la vida de central, los últimos años en la base a las órdenes de Chuchi Macón, jugando absolutamente todo. Pero la temporada pasada fue llamado por Rubén de la Barrera, que lo reconvirtió a la posición de mediocentro, por necesidades del equipo.
Empezó jugando mucho, incluso fue titular en el partido en el José Zorrilla ante el Oviedo, pero su presencia en el filial se fue diluyendo con el paso de los partidos, pasando a estar a caballo entre el Promesas y el División de Honor, con el que ya no volvió a jugar de central, y sí como centrocampista, ya fuera por decisión del club o por convicción del cuerpo técnico.
El jugador ha sido probado en pretemporada por Rubén Albés como mediocentro, pero el técnico gallego no parece contar mucho con él, ni siquiera para entrar en convocatoria, lo que abre un gran alambre de dudas alrededor de la situación que ha vivido el vallisoletano.
Resulta difícil pensar que fue contraproducente para él su ascenso al filial el año pasado, algo que muchas voces dicen, si bien cualquier chico de ese juvenil habría deseado debutar y ser protagonista en ese inicio con el Promesas. También hay que tener en cuenta su reconversión, difícil valorar si a largo plazo le ha resultado positivo o no.
Por el momento, no entra en los planes de su técnico, pero sería bueno que se diera un mejor trato a jugadores de la casa, jugadores formados durante años en las inferiores del Real Valladolid y que reciben un trato extraño en su paso al filial. Potenciar a jugadores como Mario puede ser muy beneficioso para el club a largo plazo.
Veremos qué pasa en las siguientes jornadas. De momento, la ‘rajada’ de sus representantes y su dura situación durante lo que va de temporada puede dejar alguna que otra duda respecto a su futuro en el club, si bien su entrenador, Rubén Albés, ha reconocido en más de una ocasión que cuenta con todos sus jugadores.
El caso de Pelayo
Otra situación, diferente pero llamativa a la vez, es la de Pelayo, jugador nacido, igual que Mario, en el año 96, y que por lo tanto se enfrenta a su primer año fuera del fútbol formativo.
Pelayo ha jugado absolutamente todo en estos últimos años, siendo el capitán y el medio centro sin discusión para Chuchi Macón. El nivel del jugador ha sido muy alto durante estos últimos años, salvo este último, que como el resto del equipo, diferentes situaciones vividas con ese División de Honor, hicieron que el final de temporada no fuera el deseado por ninguno.
Comenzó la pretemporada y Rubén Albes practicamente no le daba oportunidad alguna, jugando incluso en posiciones que no son las suyas, como lateral, pero se trata de un hueso duro de roer Javier Pelayo, el trabajo le ha llevado a ir entrando poco a poco en convocatorias y poder ir sumando minutos en el filial.
En verano hubo rumores sobre el deseo que había de que saliera del club por motivos económicos, pero finalmente se quedó y poco a poco se va ganando un sitio.
Está claro que el cuerpo técnico tiene el mando y ellos deciden, pero visto desde fuera, es difícil entender como jugadores formados durante tantos años en el club y en los que había puestas muchas esperanzas, no cuentan prácticamente.
La temporada acaba de empezar y es muy larga, diferentes situaciones se vivirán durante las más de treinta jornadas que quedan, veremos a ver que nos depara el futuro de Mario y Pelayo. Este domingo, otra oportunidad para comprobar las situaciones de los dos jugadores vallisoletanos.