Pedro Tiba buscará relanzar su carrera en el Real Valladolid después del frenazo repentino que ha supuesto que Paulo Fonseca no contase con él en el SC Braga

Pedro Tiba, último centrocampista arribado al Real Valladolid, es a lo que se le llama un currito del balompié. Por tópico que suene, el luso ha tenido que labrarse su futuro desde la mayor de las modestias, alejado de los focos de los grandes clubes de Portugal y sus canteras. Desde el Valdevez vianense, de su localidad natal, Arcos de Valdevez, hasta llegar a la élite hace no tanto.
Aunque viene de ser descartado por Paulo Fonseca, nuevo entrenador arcebispo, cabe pensar que no es un descarte al uso, por diferentes motivos. No es uno de esos jugadores en el ocaso de su carrera. Tampoco, al menos que haya trascendido, es conflictivo. Y hace apenas un año celebraba su veintiséis cumpleaños con una llamada de Paulo Bento para formar parte de la Seleçao das Quinas. Quién lo iba a decir, aquello que parecía que relanzaría su carrera fue flor de un día… o no.
Porque, ciertamente, no volvió a ser convocado por el combinado nacional, pero esto se debe más bien a la dura competencia que hay por ocupar en él la posición de mediocentro. Sin embargo, su año en el SC Braga, el primero tras su fichaje procedente del Vitória Setúbal, invitaba al optimismo. No ya por los números, de por sí buenos –36 partidos oficiales y cinco goles en el cuarto clasificado en la Primeira Liga–, sino porque las sensaciones fueron prácticamente inmejorables.
Pero, sorprendentemente, la directiva minhota decidió destituir a Sérgio Conceiçao y, con la llegada de Paulo Fonseca, el escenario cambió. Le abrió la puerta, para sorpresa de muchos, puesto que sus dos buenos últimos años le habían llevado no solo a la seleçao, sino a entrar en los últimos meses en las quinielas para reforzar a clubes de alta alcurnia como Marsella, Sporting CP, Marsella, Sevilla o Valencia.
Un ‘ocho’, pero no solo
Aunque comenzó su carrera como extremo, se ha adaptado hace tiempo a jugar en posiciones interiores. Es el ‘ocho’ que requería el plantel, si bien no es un mero llegador; es vertical y ataca al espacio y lo domina, pero además tiene pausa. Tanto en el apartado táctico como en el técnico es solvente, pero esa capacidad de abrir líneas de pase y de romper las rivales se acompañan de su capacidad para llevar el peso de las transiciones, por lo que se puede hablar de él como un híbrido, aunque posicionalmente y en la práctica tiende más al ‘ocho’ que al ‘seis’.
Su formación como extremo le ha permitido adoptar esa intuición comentada para ir al espacio, una característica que le faltaba al Real Valladolid. No solo se incorpora en segunda línea, como David Timor, sino que además es capaz de ser conductor, unos metros por delante del campo de actuación ideal para André Leão. Quizá por eso de la mezcla entre ambos se pueda entrever una franja ancha mixta táctica y cerebral, pero también que sepa tocar a arrebato y acariciar lo vertical.
El gran hándicap del pasado curso se encontraba en que entre Leão, que es un ‘cuatro’, y Timor, que viene a ser un ‘ocho’, no había un ‘seis’, una pieza capaz de ensamblar con naturalidad, pues a ambos les falta. Con los dos mismos protagonistas, este defecto se ha detectado en los dos partidos oficiales que se han disputado hasta la fecha, y de ahí que entonces y ahora Rubio tienda a mejorarlos.
Viene a cubrir esa figura de organizador con capacidad de llegada de la que, dicho sea de paso, hace años adolece el Real Valladolid. No es, no obstante, y como ya se ha comentado, un simple ‘box to box’, sino una pieza rara avis, fuerte físicamente, capaz de desplegarse y generar ventajas en transición, de poner pausa al juego, de presionar o contener como un mediocentro más.
Antes de ser gvuerreiro do Minho, en diferentes etapas mostró un agudo olfato de gol, llegando a hacer doce tantos en el Limianos, en la temporada 2010/11, y dieciséis en el Tirtense, en la 2012/13. Cierto; en categorías humildes, pero es que es allí donde ha forjado su camino, en clubes siempre –excepción hecha de esa experiencia en Grecia– del norte de Portugal.
Su triunfo, en fin, será continuar en la Segunda División española dando muestras de lo que ya pudo mostrar en la élite del fútbol luso; de aquello que le llevó a la Seleçao das Quinas. Armas, que diría el himno de su país, tiene suficientes para vencer á saudade para retornar de la mano del Real Valladolid al escalón más alto del balompié.