El Real Valladolid forma un equipo de Segunda cuya premisa es arroparse atrás, presionar arriba tras pérdida, correr y sublimar el ataque abierto: no dejar respirar

Gaizka Garitano ha aplicado en poco tiempo parte de su personalidad en la plantilla del Real Valladolid. Pronto borró de un plumazo el dogmatismo que giraba en torno a la obligación de atacar –aunque no se pudiera– en estático y gritó que la Segunda era otra cosa, que la Segunda estaba concebida para equipos pragmáticos, maleables. Pero, sobre todo, para equipos entregados y solidarios.
De los ocho encuentros amistosos de pretemporada, los blanquivioletas han ganado en cuatro y empatado en otros tantos –dos de los cuales fueron de 45′ cada uno–. Encajaron tres tantos, dos ante Ahtletic Club y Río Ave, ambos en Primera División de España y Portugal, respectivamente. Golearon al Zamora (1-6) y fueron superiores a Celta B, Pontevedra y Eibar, el conjunto armero también de La Liga. Números que indican, en principio, una tendencia a la solidez defensiva que, sobre casi cualquier otro concepto, quiere significar el técnico vasco.
Construir victorias a partir del orden, de la cercanía entre líneas sin balón, bajo una red de defensores bastante reculada y la portería aferrada al cero. No se trata del abecedario del catenaccio ni del arquetípico conjunto resistente al espectáculo y gris en su juego. Así no es, al menos no se espera, al Valladolid de Garitano.
Pero sí se presume un bloque, en el sentido metafórico-futbolístico del término, que sobre una disposición defensiva cerrada y conexa complique los ataques adversarios, los ralentice y les succione la energía hasta hacerlos inocentes. Que acumule jugadores por dentro en defensa y los despliegue en ataque con el propósito de canalizar las ofensivas por las bandas, mayoritariamente veloces. Un Valladolid que, a tenor de lo visto en la preparación veraniega, será, de manera notable, un conjunto contragolpeador y directo.
1º. Presión alta e intensa
La principal maniobra tras pérdida consiste en que el jugador pucelano que pierda el esférico sea el primero en reaccionar, inmediatamente, para presionar al actual poseedor. Como mucho, cinco segundos de reacción. Lo idóneo, en menos. En ese momento, la primera línea blanquivioleta por detrás de balón bascula con velocidad para tapar rápidamente los espacios de salida rival.
El objetivo estriba en el robo rápido, en ensuciar la circulación contraria hasta cortocircuitarla. Y como matiz agregado: en hacerlo a la mayor altura posible para evitar la activación de una transición defensiva violenta en la que los centrales del Real Valladolid sufrirán.
Puntos clave de la presión, aparte del propio ‘perdedor’ de la bola, serán uno de los dos mediocentros que Garitano empleará –por ahora, en un 1-4-2-3-1–, que se descolgará para molestar la conexión en salida entre el central y el mediocentro oponentes; el delantero, en principio, Rodri; y los extremos, en especial, Mojica. El cafetero, una vez recuperado de sus molestias, tendrá entre sus funciones la de potenciar su cabalgada para inquietar al lateral derecho y al central más próximo.
2º. Ataques abiertos, goles repartidos
Uno de los rasgos que ha dejado traslucir el Valladolid de Garitano ha sido la tendencia a protagonizar las jugadas ofensivas en las bandas. Y a que a partir de ellas llegaran goles y nacieran goleadores. Es más, los dos máximos artilleros del cuadro pucelano en verano han sido dos futbolistas cercanos a la cal.
Guzmán, un extremo rápido y vertical, tendente a ensanchar campo, ha anotado tres tantos. Alfaro, por su parte, ha demostrado seguir poseyendo la capacidad goleadora exhibida en Tenerife y, desde un rol más interior, ha logrado también tres dianas.
Además, Juan Villar, utilizado por Garitano tanto en banda derecha como ‘9’ móvil, ha logrado un gol. Es decir, ante la eventual orfandad en la punta de ataque, los extremos han sido los encargados de mantener el nivel ofensivo del conjunto, aumentado con el doblete en el debut del delantero Rodri y los otros dos tantos logrados por el delantero del Promesas, Caye Quintana.
Y todo ello con Óscar como incuestionable asistente. El salmantino, aparte de disfrutar de un gol, ha repartido asistencias y se ha erigido en el principal motor de los contragolpes del Valladolid. El mediapunta, bajo el sistema del técnico vasco, parece que volverá a magnificar sus cualidades como lanzador. Si esto ocurre, la facturación ofensiva de los castellanos durante la temporada no deberá estar en duda. Que Óscar galope con balón en el carril del ’10’ y ataque los espacios a las espaldas de medios y centrales siempre será una gran noticia para los vallisoletanos. Y, muy probablemente, también gol.
3º. Estrategia a balón parado
Uno de los defectos del Real Valladolid es la lentitud en carrera de sus defensas centrales –y, también, la de un mermado Javi Chica–. Sin embargo, atesoran varias virtudes en la fase ofensiva como la sobriedad en los despejes aéreos o la fortaleza física establecidos como defensa organizada.
Las incorporaciones de Marcelo Silva y de Juanpe, y la del ya conocido Samuel, congregan más potencial goleador en el área contraria; más posibilidades de sacar réditos en la estrategia a balón parado, tanto desde el saque de esquina como desde el libre indirecto.
El central uruguayo ha conseguido diez tantos como profesional desde que iniciara su carrera en su país de origen. En pretemporada, ha sido partícipe de algún cabezazo a balón parado que ha rozado el gol. En cambio, su compañero en el centro de la defensa, Juanpe, de un perfil más técnico, sí ha tenido la oportunidad de marcar, como hizo ante el Pontevedra. Samuel fue autor la temporada anterior de dos goles, ambos en Copa del Rey.
4º. Lo que queda por llegar
Aun con un modelo de juego bastante definido, Garitano aún espera a su delantero ‘puro’. A su desatascador, buen cabeceador, que pueda bajar balones aéreos, moverse de espaldas y descargar a los jugadores que irrumpan en tres cuartos desde segunda línea. Rodri puede hacerlo, pero el perfil es distinto.
También espera a un medio llegador que complemente las aptitudes más mixtas de Álvaro Rubio, Timor y André Leão. Y a otro defensor que clausure la rotación en defensa, donde el Valladolid dispone ‘solo’ de un lateral izquierdo del primer equipo, Hermoso, y de tres centrales.
Pero la competición no aguarda y obliga a los equipos a comenzar la lucha sin tener las plantillas cerradas, como se presume no hará el Valladolid hasta la última semana de mercado. No obstante, se puede decir que Garitano ya ha dejado su huella. Falta que esta también permanezca en cada estadio visitado y en cada encuentro disputado en el Nuevo José Zorrilla.