La defensa blanquivioleta, tercera menos goleada de Segunda, ha sufrido sin embargo una caída de su nivel individual, en especial, de Jesús Rueda

una pelota con el pecho
La línea defensiva del Real Valladolid ha sido la menos modificada por Rubi durante toda la temporada. Con sólo 41 goles en 44 partidos –sumada la temporada regular y la promoción de ascenso–, la defensa blanquivioleta se ha convertido en la tercera menos goleada, empatada con la bética, y detrás de la gerundense (35) y la sportinguista (veintisiete). Sin embargo, los pocos tantos recibidos –en gran parte gracias a Varas- no hacen sino camuflar una caída preocupante, y continuada, del nivel de algunos de los muros pucelanos en Primera División.
En una cifra muy destacada de diecinueve encuentros, el conjunto de Rubi no ha sufrido ningún gol. Por ese motivo, se ha definido al Real Valladolid durante la mayor parte del curso como un bloque sólido que apenas deslizaba fisuras.
La realidad, detrás de las cifras, indica que de los cuatro defensores titulares por minutos jugados –Peña, Valiente, Rueda y Chica– solo el lateral derecho catalán ha rendido a un nivel acorde a los objetivos fijados en verano. El resto, en especial Jesús Rueda, ha seguido experimentado un progresivo descenso de nivel individual que ha minado, como es natural, el rendimiento global de un equipo carente de identidad.
Carlos Peña se ha erigido en el futbolista defensivo con más minutos a sus espaldas, y en el segundo miembro de la primera plantilla con más tiempo sobre la cancha –39 partidos, 38 de inicio, 3.426 minutos–. Chica, con 35 partidos jugados, 34 de inicio y 3.046 minutos, figura como el segundo más empleado por el técnico de Vilassar.
En cambio, los dos centrales titulares en Primera –y, también, en Segunda–, Rueda y Valiente, han disputado menos partidos. En el caso del central catalán, una importante lesión muscular lo apartó desde el diecinueve de mayo de la competición y lo privó de la disputa de la promoción de ascenso, situación que le ha empujado a sumar menos minutos que Rueda.
La coyuntura del central pacense es distinta. También aquejado de una lesión, y considerado titular por Rubi, padeció en primavera las turbulencias de sus discretas actuaciones. Tras la derrota en el Nuevo José Zorrilla frente al Albacete, el entrenador pucelano buscó la fórmula que amortiguara, al menos, la severa precipitación hacia la decepción que estaba sufriendo el equipo. En la siguiente jornada, en Montilivi, el Valladolid volvió a caer, ya con Samuel como compañero de Valiente. Desde entonces, Rueda solo ha recuperado la titularidad después de la rotura muscular de Valiente en el partido entre semana jugado en Barcelona.
Ante delanteras rápidas, el robusto defensor extremeño ha dejado relucir su principal defecto: la lentitud en la transición defensiva. Igualmente, en choques donde es capaz de resultar ganador o despejar la pelota, ha manifestado algunas dudas. No resulta descabellado vaticinar que si Valiente hubiera estado en forma podría haber compartido pareja central con Samuel en el cruce con Las Palmas.
La función de los ‘chicos-para-todo’
El exzaguero de Celta y Elche, marcado, como Herrero, con la etiqueta de comodín, se ha comportado en arreglo a lo que se le reclamaba desde la dirección deportiva cuando llegó. Desde la profesionalidad de saberse suplente ha ejercido la competitividad necesaria para mantener alerta a los dos centrales fijos y, como al final sucedió, poder reemplazarlos con garantías si los primeros atraviesan una mala etapa. Ha sido partícipe en veinte encuentros, dieciocho como titular. Abril y mayo fueron sus meses más prolíficos, que justificaron su incorporación a la entidad vallisoletana.
Aunque si algún futbolista puede elevarse como auténtico ‘chico-para-todo’ es Chus Herrero. Dieciocho partidos, más de 1.200 minutos, de un central que ha ejercido en la mayoría de encuentros como lateral derecho.
Cuando Javi Chica no estaba disponible, Rubi prefirió confiar en la labor de un futbolista que ya conocía, en lugar del ya exlateral del Valladolid Promesas, Xavi Carmona, en quien se tenían depositadas esperanzas para poder llegar, si quiera, a constituirse como el recambio natural de Chica. Herrero, aun a pesar de sus limitaciones técnicas como lateral, nunca se salió de la carretera de la honradez y la disciplina. Y supo responder a los contextos de exigencia que aparecieron.
Pese a los buenos números en el plano defensivo, el rendimiento global del Valladolid se ha visto acusado por el debilitamiento individual de figuras notables como Rueda, Valiente o Peña. Futbolistas que deberán aportar un plus de trabajo en la próxima campaña si quieren engrosar otro bloque en busca del ascenso.