A pesar de la decepción de la eliminación en la promoción por el ascenso, Rubi no considera la temporada un fracaso y entiende «que no tiene por qué haber problema» para continuar en el Real Valladolid

El Real Valladolid escenificó en su adiós al ascenso lo que fue durante la temporada: un equipo impotente. Como tantas otras veces, lo intentó por inercia, porque tenía que intentarlo. Aunque esta vez con alma, fracasó. Volvió a fallar cuando debía tener un plan y hacerlo valer. Como en la ida, tuvo ocasiones para ganar, y en el ambiente queda esa sensación, porque fueron las últimas. Antes, su rival tuvo más. Y pudo más.
Rubi, su entrenador, compareció en rueda de prensa tras despedirse de la promoción, antes de lo deseado. Sin ocultar su decepción, aunque poniendo paños calientes a la eliminación –quizá, en cierto modo, obligados–. «Vistos los dos partidos, posiblemente ha habido uno para cada uno. En Valladolid fuimos superiores nosotros y en Las Palmas lo ha sido el rival, quien ha hecho más ocasiones que nosotros. Les felicito por su clasificación», comenzó su interpelación.
Adujo el técnico que, en la vuelta, les costó «muchísimo encontrar agujeros en la defensa» canaria. Asimismo, apeló a la suerte. «La eliminatoria se podría haber decidido en cualquier detalle. La UD ha tenido un poquito más de fortuna, porque creo que en el cómputo general ha habido máxima igualdad».
A su modo de ver, esa fortuna faltó sobre todo en la ida, por donde pudo pasar la clasificación del Pucela. Entonces, «quitando el primer cuarto de hora, la UD lo pasó muy mal» y los suyos tuvieron opciones de obtener «ventaja en el marcador». En la vuelta, «nos ha costado mucho generar ocasiones de gol. Hemos intentado buscar soluciones y el equipo ha peleado hasta el último minuto, pero defensivamente ellos han concedido muy pocas posibilidades», afirmó Rubi.
Prosiguiendo con esta cuestión, recordó que se plantó en Las Palmas «con cuatro jugadores de ataque claros», y que si costó no fue porque la consigna era esperar, si no porque «a veces quieres y no puedes». «Después de unos minutos muy fuertes de Las Palmas hemos encontrado a los laterales subiendo y a Óscar de enganche, pero nos ha costado porque han defendido muy muy bien los 180 minutos», agregó.
Después de hacer referencia en la ida a la actuación del árbitro, no se quiso inmiscuir en esta ocasión «para evitar parecer un entrenador que pone excusas». Se quedó con que «el rival es un grandísimo equipo», igual que el suyo, y con que «ha hecho méritos para pasar» en una eliminatoria que reiteró, reiteró, fue «muy igualada», con un partido para cada contendiente.
Llegados a este punto, quiso enardecer a sus pupilos, por «haber estado «peleando» por intentar reponerse a las incesantes «adversidades» sufridas. «Me tengo que sacar el sombrero», reconoció, porque se vaciaron igualmente, creyendo «que una jugada podía cambiar el curso de la eliminatoria». Y extrapoló estas palabras al curso: «Ha sido un año en el que hemos tenido muy pocas acciones de fortuna».
Ascenso a dos años
Cuando el partido terminó y el Real Valladolid se despidió de toda opción de jugar el año que viene en la Primera División, las redes sociales estallaron contra el entrenador de una forma más ruidosa que cuando se cayó ante el Zaragoza. Es un hecho que, si a Rubi le quedan defensores entre la afición, son pocos, y están escondidos.
Con todo, Carlos Suárez escurrió el bulto al decir que él no habla de temas deportivos y dejó la patata caliente a Braulio Vázquez, director deportivo. El gallego, mesurado, como acostumbra, invitó a «valorar muchas cosas» y a «tomar las decisiones en frío, no en caliente», a la vez que hablaba de decepción; nunca fracaso.
Joan Francesc Ferrer sí fue claro, al reconocer que se ve el año próximo entrenando al Real Valladolid. «No me he parado a pensarlo, pero entiendo que no tiene por qué haber problema», explicó, ya que tanto él como su cuerpo técnico lo han puesto todo, «al igual que los jugadores». Para él, no ascender tampoco es un fracaso, teniendo en cuenta que se le puso la condición de que disponía de dos años para hacerlo.
Una vez acabada esta temporada, «no redonda y con muchas adversidades», llega la hora de reunirse con la dirección deportiva. «Hay que ver qué opinión tienen ellos y empezar a trabajar. De momento hay que reponerse de este golpe tan duro, para mí, el más duro que he recibido como entrenador. Estaba convencido de que podíamos pasar», finalizó el de Vilassar de Mar.