El mediapunta canario ha sido designado mejor jugador de mayo en Segunda. Sus goles, su incidencia y el dúo tejido con Araujo se presentan como la mayor amenaza para el Pucela

Jonathan Viera (Las Palmas de Gran Canaria, 1989) es la principal causa de esperanza en los aficionados de la UD Las Palmas para la promoción de ascenso. Hace dos meses, pronosticar un cambio sentimental de esta categoría habría sido tachado de temerario. Pero tras ser nombrado como mejor jugador de mayo en Segunda, el mediapunta se encuentra en el punto más alto de cocción de la campaña y, quizá, de una carrera repleta de ‘casis’ y de frustraciones.
Viera captó la atención de Braulio Vázquez, actual director deportivo del Real Valladolid, cuando éste se desempeñaba en el Valencia. Estaba completando una interesante campaña en las islas y podía constituirse en una figura emergente para un Valencia en continuada renovación anual. Pero en Mestalla, posteriormente en Vallecas y, por último, en el Standard de Lieja, la adaptación fue baja. En su mente revoloteaba el deseo de regresar al lugar de donde los canarios no quieren desasirse: su casa, el mar, su gente.
El retorno al Estadio de Gran Canaria bifurcó las reacciones. Por un lado, un sector de la afición arropaba la suma de un jugador del que todos conocían su clase y cualidad de desequilibrio. En el lado opuesto, corría la opinión de que, con una UD lanzada, no era necesario ni positivo ejercer “de segundo plato” aun a costa de ‘reinsertar’ a un futbolista algo desorientado en su carrera profesional.
También, en su hogar, tuvo que atravesar por un periodo de aclimatación, cuestionado por una lesión entre medias, que ha desembocado en un esprín final de curso ilusionante para los amarillos. Paco Herrera, técnico de la UD, lo disgrega: “Jony no vino en las mejores condiciones, con problemas musculares. Vino también con vicios que ha limado poco a poco, porque es inteligente y entiende de fútbol”. En la isla han definido la trayectoria de Viera de irregular, adjetivo que suele acompañar al talento, máxime cuando éste no está a las órdenes del colectivo.
Tras recobrar su estado físico y palpar las necesidades de un equipo insertado entre la decepción y las segundas oportunidades, la aceleración del mediapunta fue sólo cuestión de partidos. También, se nutrió de la única secuela positiva que dejó la derrota en Butarque y la despedida del ascenso directo: perder la presión. Desde ese marco, el juego del conjunto de Herrera ha mejorado, también los resultados, y el rendimiento individual de Viera y… de su principal compañero en el ataque: Sergio Araujo.
La sociedad que el Pucela debe parar
¿Por qué Jonathan Viera ha sido designado MVP de mayo en la Liga Adelante? Aparte de por su incidencia en la recuperación de alegría en Las Palmas, por haber marcado en cinco de los seis partidos del mes; los cuatro últimos, contados por victorias, mejor racha de la temporada de los canarios. En total, ha anotado seis goles. Y, para más inri, ha levantado una sociedad simbiótica con el delantero argentino Sergio Araujo, máximo artillero de la UD, y segundo de la categoría de plata (veintitrés).
Orientado al extremo izquierdo de un sistema atacante 1-4-3-3, Viera busca el fuera-dentro para encontrar a Araujo y crear ventajas en el último tercio de campo. El movimiento, sin lugar a la duda, ha resultado un éxito porque ha logrado ligar y complementar la cualidad en el último pase del canario con el acierto frente al marco del argentino. Como dato clarificador: de los últimos veintidós goles de la UD, quince llevan la marca de alguno de estos dos nombres.
Si el Real Valladolid apaga la inspiración de Jonathan Viera, le habrá robado tiempo a Araujo para seguir apostado en su estado de gracia actual. Si lo consigue, el equipo de Rubi habrá marcado varios goles intangibles.