El final de liga para el conjunto blanquivioleta fue mucho más plácido que para otros pese a la derrota

Jugaban unos cuantos del Promesas. Casado, Brian y Carmona de titulares. Debutaba Raúl y Alfaro volvía a ser titular después de su regreso tras tan misteriosa lesión. Y esa era la motivación. Y esa fue, y duró poco. Bueno, fue muriendo a la vez que el Real Valladolid caía con estrépito frente al Llagostera, y al compás en que la última jornada liguera se convertía en un turbulento polvorín. En el zafarrancho, el Real Valladolid no participó.
Por abajo, a los últimos minutos se llegaba esperando el desenlace entre ver si caía el Racing o el Osasuna, dos históricos que podían firmar su sentencia de muerte. Y Osasuna marcó su tanto en Sabadell para salvarse y poner el 2-2 definitivo. Definitivo, tras varios minutos con el partido detenido tras el gol osasunista por la invasión de campo de la afición rojilla. El Racing se iba a Segunda B y comenzaba la extraña locura.
Y gol del Lugo en el minuto 91. Esto hacía el empate frente al Girona, que así perdía su posición de ascenso directo a favor de un Sporting de Gijón que se paseaba 0-3 en casa de un Betis indigno. Y al poco, al muy poco… gol del Girona. Y la locura. Se anula el gol por fuera de juego (que sí que era) y la grada se trastorna de manera parecida a como lo había hecho ya por entonces la de Osasuna en Sabadell o como lo hizo el año pasado la de Las Palmas en la final del play-off de ascenso. Agresión con el lanzamiento de un objeto a un linier en Montilivi y partido suspendido.
Fiesta en Gijón. El Sporting era de primera. Quique Setién en rueda de prensa mientras en Asturias corría la sidra. Algunos jugadores del Lugo estaban ya camino del autobús, cuando el colegiado decidió reanudar el partido, teniéndose que jugar 40 segundos. La locura había llegado ya a un límite máximo. Explosión de irracionalidad para el último sorbo de la Liga Adelante.
Pero el Girona no marcó en esos escasos segundos, y el mundo no estalló. Porque lo podría haber hecho. El Sporting de Gijón volvía a ascender por segunda vez en apenas unos minutos, y sus aficionados volvían a escanciar sidra tras el mal trago que de improviso les había llegado.
Y luego, Isaac Becerra, Machín y demás protagonistas, dando juego delante de los micrófonos. El esperpento español volvía a aparecer. El lastre del Girona respecto al play-off puede ser enorme, casi tanto como el de los últimos partidos que ha desarrollado el equipo de Rubi, el cual no pudo participar en la locura fin de temporada. Esperará al after.