El intrascendente partido entre Alavés y Real Valladolid no se hizo atractivo ni con la revolución en el once de Rubi

Si decidiste ver el Cádiz-Oviedo, que nadie te lo eche en cara. Sabes elegir. Como sabe elegir aquel que se fuera al cine con la novia, a dar un paseo, o a dar de comer a los pavos reales de Campo Grande.
Hay partidos imperdibles, como los que se vienen a continuación, tras finalizar la fase regular. Regular tirando a mal jugó el Real Valladolid. En su línea, con distintos actores, pero con pocos aplausos igualmente. Y eso que esta vez ganó, aunque gracias a que el Alavés no se jugaba nada y a que la suerte se alió con el conjunto blanquivioleta. Primero Roger de penalti y luego Pereira empujando un centro de Mojica marcaron los goles. Pero, ¿qué más da? Podrían no haber marcado y que hubiera dado un poco igual.
Hace tiempo que venimos señalando aquello de las sensaciones. Y estas no son nada halagüeñas. Ganas al Alavés de igual manera que podías haber salido goleado. Porque a los dos les daba igual, partido intrascendente en el que cumplir ficha.
Volviendo a las sensaciones, hay algunos jugadores que transmiten algunas verdaderamente terroríficas. Uno de ellos es Jonathan Pereira, que pese al gol, mostró estar fuera del equipo totalmente. Ni el sistema empleado por Rubi en el partido, con un montonazo de balones en largos tanto verticales como en diagonal a las bandas, ni la actitud del gallego ayudaron. Ya sabemos por qué era suplente del suplente en el Rayo Vallecano esta temporada.
Otras cosas, sin embargo, son más difíciles de explicar. Por ejemplo, que Jeffren en algún momento de su carrera pareciera un jugador potable. Y lo pareció, por ejemplo, con el Barça de Guardiola, pero ahora queda eso ya muy lejos. Tanto, que el propio Rubi tuvo que sustituirlo por Chica para evitar que continuara el desastre en el lateral derecho. Que sí, que no es su posición, pero allí rindió bien con Pep.
Por actitud no será, pero Óscar Díaz tampoco parece que pueda aportar mucho más que eso. De Túlio de Melo no podemos decir demasiado; no sabemos muy bien qué es lo que le falta, o que simplemente tampoco nos puede ayudar demasiado. Quizás sí lo pueda hacer Omar, que pese a no hacer un buen partido, se le vieron cositas. Bueno, como tantas otras veces, pero con cositas no se asciende.
Y así, los experimentos de Rubi una jornada antes de acabar la liga no aplacan la desilusión, ni tan siquiera venciendo. Al menos, Alfaro ha vuelto. Si decidiste no verlo, no pasa nada, no te perdiste nada, algo parecido a lo que le pasó al Alavés.