El técnico del Real Valladolid Promesas hizo balance de la temporada tras la derrota por dos a uno en la Nueva Condomina ante el Real Murcia

Foto: Rosa M. Martín
Francamente positiva. Así ha sido la campaña del filial del Real Valladolid en su regreso a la Segunda División B para su entrenador. Tanto en cuanto a clasificación se refiere como a objetivos de rendimiento y resultados cumplidos, que todos hubieran firmado cuando el balón todavía no había echado a rodar. «Hemos sobrepasado esos objetivos iniciales», explica Rubén de la Barrera, «estamos contentos de la temporada realizada».
Contento también a nivel personal, puesto que afirma sentirse mejor entrenador porque se ha tenido que adaptar, modificar y extraer muchos más recursos de los que disponía. «Lógicamente, eso va en beneficio de lo que buscaba: crecer como entrenador«.
De seguir, por lo tanto, creciendo como técnico en el Real Valladolid, aún no sabe nada. El haber quedado entre los diez primeros obliga a ambas partes a sentarse a hablar. Y es lo que harán. «Ahora que hemos acabado la fase regular, hablaremos y debatiremos qué haremos, cómo ha ido y qué es lo que puede haber».
Los que tendrán que seguir creciendo también son los que vienen por abajo: la cantera blanquivioleta. Los que han estado con el Promesas durante la temporada, no solo han contado con una participación esporádica, sino que han tenido un rol protagonista, tal y como asegura Rubén de la Barrera.
«Han tenido más minutos de los que imaginaba, de lo que ellos también imaginaban pero se lo han ganado por su rendimiento». Por otro lado, los que acaban este año edad juvenil, van a tener que pasar por esa fase, complicada, que ya han pasado con éxito jugadores como Deve o Dani Vega. El cambio de categoría es importantísimo para el técnico gallego puesto que hay una diferencia abismal. «No tiene nada que ver una categoría con la otra».
Con todos ellos y con el cuerpo técnico asegura haberse encontrado muy bien. Reconoce que al principio dudaban de la fecha en la que podría aparecer el Real Valladolid B que pretendían. A partir del primer partido ante el Atlético Astorga, con derrota injusta a su juicio, reconoce que viene todo rodado.
A pesar de la temporada brillante, Rubén de la Barrera quiere analizar la diferencia de cinco o seis puntos que el Promesas no sumó entre la primera vuelta y la segunda. Pese a ello, para el técnico ha habido una linealidad y continuidad en cuanto a números. «Eso habla a las claras de que hemos sido el mejor filial del grupo, nos hemos mantenido regulares y hemos alcanzado una clasificación brillante».
Pese a la derrota, sensaciones positivas en el cierre
Foto: Rosa M. Martín
En cuanto a ese último partido liguero en la Nueva Condomina, que terminó con la remontada del Real Murcia por dos a uno, Rubén de la Barrera mostró unas sensaciones contradictorias. Para el técnico gallego, el Promesas fue tremendamente superior en la primera mitad, hecho que sin embargo no le bastó para irse con ventaja al descanso.
Mientras que en la segunda, una clara ocasión de Deve y un penalti que a su juicio no pitaron sobre Guille Andrés, autor del tanto blanquivioleta, condicionaron el partido. Con los cambios introducidos, pretendía que el Promesas con Brian, Ramiro, Ángel y Deve controlara mejor las situaciones peligrosas que generaba el Real Murcia.
«Los desajustes por dentro y el haberles permitido situaciones de ventaja por fuera más los cambios que introducen desequilibran el partido». En el descanso, De la Barrera hizo comparación del partido con la temporada del filial, afirmando que en la primera parte el resultado reflejaba por qué se han tenido que conformar con ser novenos, un objetivo, eso sí, que firmaban todos al comienzo.
No obstante y con el paso de los partidos y el rendimiento del equipo, el propio entrenador se agarraba a esas sensaciones positivas y pensaba que se podía acabar en un puesto clasificatorio importante.