El Promesas se enfrenta este sábado al Marino de Luanco, matemáticamente descendido tras una temporada para olvidar
A principio de mes todavía quedaba esperanza en Luanco. Una esperanza que se desvaneció hace quince días en el Reino de León, cuando tras la derrota por 1-0 el Marino de Luanco certificaba su descenso a Tercera División.

Tras cuatro temporadas en la división de bronce del fútbol español, los luanquinos dicen adiós a la Segunda B con un balance muy pobre en cuanto a victorias se refiere. Tan solo en cuatro ocasiones han conseguido sumar los tres puntos esta temporada, y siempre en casa.
Los partidos como visitante han sido la asignatura pendiente del Marino de Luanco, que ha perdido catorce veces a domicilio. En total, los asturianos solo han sumado veinte puntos en 34 partidos, lo que ha servido para que hace dos semanas se consumase el descenso.
No ha sido el año del Marino, de eso no hay duda. La temporada se torció enseguida. José Luis Quirós dimitió el pasado mes de octubre tras ocho años al frente del conjunto luanquín. Su sustituto fue Marco Díaz, que no consiguió mejorar la situación por la que pasaba el equipo.
Una tesitura que contrasta totalmente con la vivida la temporada pasada, cuando el Marino de Luanco quedó sexto en la clasificación. Los resultados acompañaron, llegando a ganar por dos goles a uno al Real Oviedo, actual líder del grupo I. En la 2013/2014, los luanquinos lograron cincuenta goles a favor. Este año apenas suman la mitad.
Veintiséis. Ese es el número de puntos que separa en la clasificación al Promesas del Marino de Luanco. Ambos equipos se enfrentarán este sábado a las cinco de la tarde con distintos objetivos. El Promesas busca puntuar para terminar la temporada en lo más alto posible y confirmar así su buen año. Mientras tanto los asturianos quieren llevarse los tres puntos a casa para honrar a una afición que ha visto cómo su equipo jugará en Tercera División el próximo año.