El Real Valladolid se alejó del ascenso tras no marcarle al Sabadell. El buen juego y las ocasiones sirvieron de poco
La tarde del domingo empezó con una prostituta que se convirtió en niña buena. Dicen que el amor triunfó, pero si Richard Gere no hubiera tenido dinero, Julia Roberts no habría acabado con él. Esa, y no otra, debería ser la moraleja de ‘Pretty Woman’, una película que sería mejor con otro guión y una canción de Iván Ferreiro.
Al Valladolid también habría que buscarle una banda sonora. Dudo entre las estrofas más crudas de Joaquín Sabina o las más optimistas de Andrés Suárez. Porque esta semana nos debatimos entre el vaso medio lleno o medio vacío.
Ganamos al Mirandés jugando mal y todo fueron críticas. Empatamos contra el Sabadell haciendo una primera hora notable y parece que preferimos lo anterior. ¿Con qué te quedas? Yo, particularmente, con no incendiar la ciudad cuando se vence. Siempre es positivo ganar. No hay palabra más bonita. Y si la hay, no quiero conocerla, al menos, en fútbol.
«Ganar, ganar y ganar y volver a ganar», dijo Luis Aragonés una y otra vez. Construyó una selección que aprendió a ganar antes que a jugar bien, no al revés.
El país se olvidó de las penas del pasado y aprendió a gritar de felicidad. ¿Por el buen fútbol? No. Por las victorias. España no se habría echado a la calle si Alemania nos gana en Viena o Robben acaba con nuestras ilusiones en su mano a mano con Iker Casillas. Celebramos la victoria. Siempre fue así.
Hoy, Valladolid se arrepiente –o debería– de haber infravalorado aquel triunfo contra el Mirandés. Dame una recta final de temporada con victorias grises y quítame esos tropiezos en los que el gol no nos guiña el ojo. En fútbol no siempre gana el que lo merece. Para eso es mejor que te pongas ‘Borgen’ y disfrutes con el magnífico primer capítulo en el que Birgitte Nyborg gana las elecciones en Dinamarca gracias a su honestidad y transparencia.
Así todo, en el horizonte espera Las Palmas con el cuchillo entre los dientes y urgencia compartida. Solo les vale ganar. Y a nosotros, lo mismo. Desde estas líneas firmo un partido horroroso acompañado de una victoria que nos vuelva a reenganchar. ¿Y tú?