El CE Sabadell firma una alianza con la diosa Fortuna, al mismo tiempo que sus futbolistas ejecutan a las mil maravillas el plan de su entrenador

Voces autorizadas desde Sabadell me contaron esta semana que Juan Carlos Mandiá no tenía otra intención que la de plantarse en el José Zorrilla a la caza y captura de un único resultado, el cero a cero que finalmente ha logrado.
Los números hablan por sí mismos cuando ves que el conjunto arlequinado venía de lograr cuatro empates en sus últimas cuatro salidas, lo que les ha convertido en un equipo mucho más sólido y fiable y les ha dado un plus de confianza para afrontar choques como el que han jugado en el estadio blanquivioleta.
Sin a penas una sola ocasión reseñable y habiendo sufrido hasta la saciedad durante muchos minutos del partido, los hombres de Mandiá subieron a su autobús un nuevo viajero al que tenían reservado un sitio desde que acabó su encuentro el pasado fin de semana: el punto.
Una igualada que de ninguna forma hubieran sido capaces de creerse ni ellos mismos si Roger, Hernán Pérez u Óscar hubiesen estado un poquito más finos de cara a portería porque unas veces los palos y otras los defensas que salvaban los remates en la misma línea de gol se convertían en los ángeles de la guarda de un Nauzet que lo más destacado que hizo fue perder tiempo de una manera tan sutil como sublime.
Tras el sufrimiento, la perfecta ejecución
Se le acabaron los recursos de la primera mitad al Real Valladolid, más o menos, al mismo tiempo que se le vació el depósito al paraguayo Hernán Pérez. Esto, unido a la expulsión con roja directa de Leão, facilitó y de qué forma la tarea a los catalanes, que ni con un jugador más se pusieron en marcha en busca del gol que les otorgara los tres puntos.
Es que ya sabemos que donde hay patrón no manda marinero y el entrenador visitante se daba por satisfecho con el punto obtenido así que sus futbolistas decidieron no salirse del guión establecido al inicio del encuentro. Sin ganas de más, renunciaron al fútbol y se dedicaron, sobre todo su guardameta, Nauzet, a ese «otro fútbol» que llama Camacho en las retransmisiones de los partidos de la selección española.
Parones, futbolistas tendidos, pérdidas constantes de tiempo y alguna que otra sustitución para «matar» el partido. Además de todo esto, el Real Valladolid puso su granito de arena ya que las malas decisiones a la hora de hacer llegar el cuero a los jugadores de arriba durante los minutos finales pusieron en bandeja el empate a los catalanes.
Empate que sabe a poco para los blanquivioletas y a auténtica victoria para el entrenador del CE Sabadell que ha visto como todo el trabajo que ha realizado con sus pupilos durante las semana se ha visto plasmado en el terreno de juego, algo que te deja con la sensación del deber cumplido y la impresión de un equipo que confía plenamente en las capacidades de su técnico y compiten al doscientos por cien en perfecta armonía con él. ¿Ocurre lo mismo aquí? Serias dudas quedan al respecto.