El equipo cae en casa en un bochornoso partido frente al Albacete y el entrenador catalán empieza a ser señalado por la afición

Hasta el momento, Rubi contaba con el apoyo de la mayoría de la afición blanquivioleta. Venía bien avalado de su paso por Girona, y al principio parecía que tenía las cosas muy claras.
El inicio fue bueno, y aunque fuera de casa el equipo nunca ha terminado de encadenar buenas actuaciones, estas sí llegaban en casa, con lo que el estigma sobre que Rubi disponía en demasía en función del rival y sobre que su orientación en el juego tendía más a las chispas de los múltiples mecheros blanquivioleta que a un fuego coral quedaba en un segundo plano.
Sin embargo, al llegar la segunda derrota consecutiva a estas alturas de la película, y, sobre todo, de una forma tan sintomática, las voces que le señalan son cada vez numerosas, sin que lleguen a ser rotundas y superiores. Aunque también es cierto que antes del partido frente al Albacete no todos estaban encandilados con el trabajo del catalán.
¿El partido frente al Albacete ha sido un detonante tan claro? Digamos que, sin entrar a valorar si el cuestionamiento de Rubi es pertinente o no, hoy el entrenador catalán no ha estado del todo acertado. De hecho, su primer fallo lo enmendaría él mismo a lo largo del partido, dando entrada a Brian por Chus Herrero, quien se venía desempeñando en el lateral derecho, y quien fue el germen de la jugada del gol del Albacete. Con la entrada del jugador del Promesas, Chica ocupó su natural demarcación, el lateral derecho.
Pero no todos los cambios fueron para mejor. Con la entrada de Tulio, quien individualmente hizo lo que de él se pedía, y la de Óscar Díaz, Jeffren y Omar decían adiós al partido, con lo que el Real Valladolid se quedaba huérfano en bandas, con las esporádicas apariciones en los centros de Brian. Una vez más, metimos al grande para rematar, pero no teníamos a nadie que pudiera ponerla.
Por ello, es entendible que la afición cargue contra Rubi, sobre todo si tenemos en cuenta la irregular marcha del equipo. Que sea entendible significa que se puede comprender, que hay argumentos para ello, pero no que se deba hacer o que se comparta, aquí no toca eso.
Al final del partido, se oyó un tímido, pero helador «Rubi vete ya». Por primera vez en la temporada. Algo ha debido pasar para poder oír eso. Y obviarlo, seguir como si no hubiera pasado nada sería el problema, y el primero que se debe dar cuento de ello es Rubi. De él depende hasta sí mismo.