El Real Valladolid duerme en ascenso directo una vez más esta temporada. Y ya van siete. Soñar es obligatorio a orillas del Pisuerga
El ‘siete’ siempre ha sido un número especial. El de Raúl, el de Cristiano Ronaldo, el de Adrián López en el Atlético de Madrid. ‘La Séptima’ del Real Madrid con Pedja Mijatovic descosiendo a la Juventus. ‘Seven’, de David Fincher. Sete Gibernau. Hay mil ejemplos. Mil siete.
Y el Valladolid estaba destinado a abrazar el ‘siete’. Lo hizo el pasado domingo tras ganar al Alcorcón, que Girona y Sporting firmasen tablas y el Betis no pasase del empate en Albacete –gracias, juez de línea–. El Pucela acabó la jornada en ascenso directo. Séptima vez que lo logra esta temporada. Siete. Y aparece otra vez el gol de Mijatovic por mi mente.
Siete son las victorias que ha logrado el Pucela desde que encadenó cuatro jornadas consecutivas sin ganar. Siete, como las veces que puedes ver ‘Origen’ sin llegar a entender el final. O la séptima entrega de ‘A Todo Gas’, que se estrenará en primavera. El número nos persigue como la perfección a Emma Watson.
Pero, hablando en serio, como si alguna vez lo hiciera un servidor, el Valladolid ha vuelto a llegar a la zona en la que te invitan a las fiestas y te pones traje y corbata. Ese segundo puesto que sabe a día a día de Barney Stinson. Apareces con la cabeza alta, sacando pecho. Si te lo parten, mala suerte.
El problema es lo poco que nos suele durar esta sensación. Una alegría efímera que se va sin casi haberse instalado. Como cuando vas un fin de semana de viaje y no terminas de deshacer la maleta porque a las pocas horas tienes que volver a tu ciudad. Así ha sido seis veces desde que la Liga Adelante nos dio la bienvenida en el tórrido mes de agosto.
Sin embargo, la historia ha cambiado. O así debe ser. El Valladolid ha mejorado en ataque, tiene la mejor plantilla de segunda división tras el exitoso mercado invernal y cuenta con tres hombres inspiradísimos en estos momentos: Mojica, Óscar y Pereira. Hay motivos para soñar.
Solo falta que los agoreros crean, la suerte acompañe, JK Simmons se lleve el Oscar al mejor actor secundario y la pelotita siga entrando. Para lo demás, Jesu Domínguez. O MasterCard.