Jonathan Pereira muestra todas sus facultades en un partido para el recuerdo que supone su primer hat-trick como profesional

Es un enano, tan enano que hasta un servidor rebasa su altura. Jobar, la verdad es que la primera vez que sonó su nombre pensé que era un jugadorazo, pero que era demasiado chiquito. Vamos, que el Pucela necesitaba algo más grande para cuando el burro no anduviera. Pero me equivocaba, ¡este tío es enorme!
Tremendo, imparable. Parecía un futbolista de videojuego. Cada vez que tocaba el balón pasaba algo, y eso que pasaba era fantástico, pura magia. Tanta, que solo el mago Óscar estaba a la altura de entender todo aquello. Bueno, también Mojica, el prestidigitador que desde el cinco de enero es más mago que nunca.
Y claro, tanta magia junta en el campo, que el del Iberostar se quedó pequeño. No había forma de pararlos, no había manera de empequeñecer al gigante Pereira. Y con él, todos a bailar.
Todos danzando bajo el sol balear al son de Pereira. Ibiza tuvo envidia de lo que estaba sucediendo en Palma. El mejor after de toda España estaba en Mallorca y en él no se bailaba otra cosa que el ‘Chiki-Pucela’, una sintonía tan pegadiza como estridente para aquellos que la tienen que soportar.
El ‘brekindance’ lo empezó poniendo Marco Asensio, un pelotero fabuloso que aprovechó un desajuste de la zaga pucelana nada más comenzar el partido; el ‘crusaíto’ lo servía Pereira en el tercero para que Mojica anotara; el ‘maiquelyason’ fue un baile de compás perfecto entre Pereira y Óscar en los dos últimos goles blanquivioleta; y el ‘robocop’ fue la defensa malloquinista, sobre todo en el segundo tanto, cuando sus movimientos eran mecánicos, propensos al fallo, estáticos y nada dinámicos.
Pereira, Pereira. El ‘Chiki-Pucela’ lo baila Rajoy, los brothers, los heavys, los frikis… lo bailan en la cárcel, en la escuela… y donde haga falta. La batuta de Jonathan Pereira nos trae un ritmo que va a machacar tantas caderas como defensas se pongan por delante. Los del Mallorca bien lo saben, ya que, tras el partido de hoy, más parecerá que estuvieron repartiendo su flow con las tres bailarinas de Rodolfo Chikilicuatre que con un equipo de futbolistas.
Pocas exhibiciones blanquivioleta ha habido en los últimos tiempos semejantes a la de Mallorca de Pereira. Ha habido muy buenos partidos de Ebert, Óscar, Álvaro Rubio… También grandes actuaciones individuales como la de Manucho ante el Rayo Vallecano en aquel mítico 6-1 o la de Guerra con su hat-trick entre la niebla frente al Celta de Vigo, pero ninguno de una envergadura tal. Y es que, así ha sido. La envergadura de Jonathan Pereira frente al Mallorca le ha hecho enorme.