Las actuaciones propias y ajenas hacen que el canario pueda ganarse para este fin de semana un puesto en el once

Omar Ramos, Omar palos. Pocos jugadores de la plantilla del Real Valladolid en los últimos años han recibido tantas críticas, y tan justificadas, por mi parte. Bueno, por la mía, y por la de muchísimos más, porque es el canario, sin duda alguna, uno de los más señalados. Tanto que ya no es de mala educación hacerlo.
Desde su fichaje verídico por el Real Valladolid, aquel en el que se pagaron 300.000 euros por él, no hemos visto el Omar Ramos que parecía atisbarse en la temporada del último retorno a Primera División. Y tampoco se salió entonces, pero sí parecía un jugador por el que pagar ese montante que tan bien vimos que se pagara. A partir de entonces, la caída de Omar Ramos.
A día de hoy, y ya en Segunda División, Omar Ramos sigue en la plantilla blanquivioleta, siempre con más pena que gloria. Siempre acumulando detractores, ‘haters’ que se ha ganado a pulso con su indolencia, con su falta de actitud, con sus continuas malas elecciones… En definitiva, Omar Ramos no puede caer más bajo dentro del Real Valladolid. Tan bajo, que ni una salida parece ahora mismo factible, así que, aquí tenemos a Omar.
Como está aquí y en el Real Valladolid las lesiones siempre son compañeras, pues de vez en cuando juega. Hace sus minutos, en la pretemporada llega a destacar, y todo, causando una indiferencia tal que nunca se pregunta por él cuando aparece la lista de convocados. Se supone que ahí debe de estar, pero no preocupa.
Lo curioso del caso de Omar Ramos es que, por delante, se le han colocado ya unos cuantos, pero no todos han demostrado exageradamente algo más que él, por lo que ahí sigue. Y Jeffren, por ejemplo, sigue anclado en la titularidad de una forma tan poco sorprendente como lo es el banquillo para Omar.
Sin embargo, se ha experimentado, últimamente, un punto de inflexión: en la apatía general de Jeffren Suárez, y en medio de lo irregular que está siendo este Real Valladolid de Rubi, Omar Ramos está haciendo algo que hacía mucho tiempo que no hacía, que es aprovechar sus minutos. Vaya, que ahora parece que Omar Ramos vuelve a existir; ha debido de conectarse de nuevo a la vida.
Más bajo no podía caer, y por efecto rebote, Omar Ramos parece emerger. Dado que los que están por delante, léase Jeffren, no ofrecen mucho más por el momento, es hora de aprovechar el impulso que desde muy abajo lleva el bueno de Omar, un impulso que se está demostrando en los pocos minutos de los que está disponiendo últimamente. Sin ir más lejos, el otro día en Palamós fue el mejor desde que salió al campo.
Dejemos a Omar reivindicarse mientras dure su efecto gaseosa en el último estadio donde marcó con la elástica blanquivioleta. No es moco de pavo, un gol de Omar Ramos se paga caro, y, a veces, hay que tentar a la suerte.