El duelo entre estos dos auténticos velocípedos se ofrece apasionante

Adama Traoré (Hospitalet de Llobregat, Barcelona; veinticinco de enero de 1996) y Johan Mojica (Cali, Colombia; veintiuno de agosto de 1992) protagonizarán uno de los enfrentamientos más vibrantes del próximo domingo en Zorrilla. Si todo se desarrolla según lo previsto, los dos actuarán como extremos por la misma banda, uno por la derecha y otro por la izquierda respectivamente, en lo que a la formación de sus equipos se refiere.
Son jóvenes, rápidos, potentes, morenos, siempre buscan el regate, el uno contra uno, y normalmente lo ganan. Aunque marcaremos las diferencias entre los dos un poco más adelante, sin duda cabe que tienen un cierto parecido. Los dos son la punta de lanza más vertiginosa de sus equipos, los dos comandan la nave que busca romper líneas con la conducción del balón más que con la circulación de este. Los dos rompen moldes en dos conjuntos que, en teoría, buscaban un trasiego del balón a ras de césped a través del pase. Aunque esto último se haya quedado algo atrás.
El forastero, y lo digo porque es el que rendirá visita, ya que Adama es español, aunque de origen maliense, tiene peligro. En quince partidos en esta liga ha marcado menos goles que Johan Mojica, dos por cuatro del cafetero, pero su número de asistencias se dispara hasta ocho.
Y marcar goles sabe, tanto como dejar tirados por el suelo defensas; y de esto mucho sabe la SD Huesca, que en el partido copero de esta semana sufrió a Adama en carnes propias, quien sin duda firmó el gol de la noche. Un gol marca de la casa, con regate en el uno contra uno, conducción, potencia, dribling y calidad para definir. Adama es un extremo completo, que puede hacer de todo, y todo con cierto criterio. Por algo le llaman ‘La Flecha’; se dirige más rápido que nadie a un objetivo que siempre tiene fijado.
Quizás sea criterio lo que en algunos casos le falte a Johan Mojica. Nuestro particular ‘correcaminos’ hace más cosas bien que mal, pero podría hacerlo mejor. Toma decisiones, en muchos casos, erróneas que cuestan pérdidas de balón y reprimendas de la grada. El domingo le tocará defender más de lo habitual si se encuentra con Adama.
Para ello, cuenta con una ventaja bastante grande: su altura. Y es que, Adama apenas rebasa los 170 centímetros, mientras que Mojica rebasa con solvencia el metro ochenta. Esperemos que en este caso los centímetros le sean de ayuda al cafetero, aunque en el último partido, el pequeño Sisi le demostró que en esto del fútbol el tamaño no importa.