El Real Valladolid tiene ante sí la oportunidad de toparse con el conjunto azulgrana si logra vencer al Elche en los dieciseisavos de la Copa del Rey. Aun así, no debe olvidar que en Liga llega el filial culé
El refranero cuenta aquello de que antes es la obligación que la devoción, y ni que conociera al Pucela, el amigo. El conjunto de Rubi debe ser a final de temporada uno de los tres equipos que celebren el retorno a la Primera División. Y debe por nombre, por ciudad y afición y porque la plantilla, conocedora de todos estos aspectos, bien valdría para la máxima categoría.
Como obligación tiene que centrarse en la competición liguera y destinar todos sus esfuerzos a lograr el principal objetivo. El desastroso partido contra Osasuna y similares deben ser historia –que sirva para no volver a repertirla–, pero el presente es el filial del Barcelona que visitará Zorrilla el próximo domingo.
Pero después de la obligación viene la devoción, y el Real Valladolid tiene una cita con la ilusión el jueves a las ocho de la tarde frente al Elche.
El escenario del encuentro, Martínez Valero, acogerá la vuelta de los dieciseisavos de final de Copa del Rey y, a pesar de que es cara o cruz, cuando el Pucela tiró la moneda al aire supo qué lado de la moneda quiere que salga. Quiere dar la cara ante un equipo de la liga BBVA para enfrentarse a otro de Champions. Lo quiere la afición necesitada de una pequeña alegría que consiga olvidar los sufrimientos que se han ido acumulando.
En el horizonte, el Barcelona de Luis Enrique que espera en octavos a ilicitanos o blanquivioletas. El hecho de poder enfrentarse al Barça es garantía de lleno y eso provoca una alta venta de entradas, con lo que las arcas del Real Valladolid recibirían una buena y bonita cantidad de dinero.
Ese partido serviría para soñar pero nada más lejos de la realidad, aunque los más nostálgicos recuerden aquel gol de Rossi que daba la victoria hace poco más de nueve meses ante el conjunto dirigido por el Tata Martino, actual entrenador del combinado albiceleste. Aunque los más nostálgicos recuerden con cariño cómo las gradas lucían con orgullo los colores blanco y violeta los mismos que no se veían en los asientos que ocupaban el día en el que el Pucela colgó el cartel ‘no hay billetes’.
Además, la cantera ‘se debe de hacer hueco’ en Copa del Rey. A las habituales rotaciones y el cambio bajo palos se sumarán los nombres de jugadores del Promesas que tendrán la oportunidad de demostrar que los Anexos no distan tanto de Zorrilla y que su futuro puede estar en este. Guille Andrés, Jorge Hernández o Xavi Carmona son la representación de un filial en el que también destacan Anuar, Toni o el ‘recién despertado’ Ayub.
Un once plagado de novedades que servirá a Rubi para dar minutos y oportunidades a los menos habituales de la plantilla. Y al mismo tiempo, motivar al resto del vestuario ante la posibilidad de verse las caras con uno de los ‘grandes’ del fútbol internacional. Que primero vaya la obligación y después la devoción.