El Real Valladolid lleva dos puntos de nueve posibles y las dudas empiezan a tomar Zorrilla. ¿Tenemos un constipado o es algo más grave?

La derrota ante Las Palmas dejó una sensación fría en Zorrilla, como si alguien nos hubiera dado una trágica noticia que no esperábamos. Las quejas tras el 1-2 se fueron tornando en cortante silencio y miradas perdidas, anunciando dolor por un tropiezo que llegó en el momento menos oportuno. Los análisis, que apuntaban a sosegados y rectos, se convirtieron en una hilarante comedia de reproches y malas palabras hacia el Pucela.
En el Facebook del Real Valladolid, sin ir más lejos, encontré gente asegurando que «esto es lo mismo que el año pasado», o también frases lapidarias del estilo de «no vamos a ninguna parte con estos tíos». El fútbol es así. Cambia la opinión de una persona en segundos. Aparta la parte racional de nuestro cerebro y parece dejar camino libre al impulso. El sexo, pero con balón.
Está claro que el Pucela tiene un problema, aunque mucho menos grave de lo que nos intentan vender algunos histéricos. Podríamos decir que es un fuerte catarro que no llega a gripe. Yo, al menos, lo veo así. Otros, sin embargo, se ponen en lo peor y no descartan, incluso, la neumonía. Parece que un mal momento debería echar por tierra meses de trabajo. Imagina que ‘El Rey León’ se hubiera acabado con la muerte de Mufasa.
No nos equivocamos si decimos que el domingo se hicieron mal algunas cosas. Rubi, por ejemplo, falló en los cambios. Mantuvo en el campo a Jeffren y Timor cuando ambos pedían oxígeno. El primero no llegaba ya a los envíos en profundidad, mientras que el segundo perdió frescura y, con ello, el control del partido. Metió a Bergdich y Mojica buscando agitar el encuentro, pero lo cierto es que el guión pedía una página idéntica a la anterior. El Valladolid tenía el control y lo perdió. Además, se desperdiciaron ocasiones claras para sentenciar. Todo ello, sumado a lo bueno que es el rival, se traduce en derrota.
Sin embargo, escarbando se encuentran puntos positivos. Bosco Ruiz lo hizo en ‘Punta Escarlata’ y nosotros mismos podemos hacerlo con el Pucela si no nos dejamos llevar por el pesimismo. Óscar Díaz hizo gol, en una inversión de futuro más que de presente, ya que, con ello, se quita presión de encima y recupera la confianza que parecía perdida. Además, vimos un Chica superlativo, un Javi Varas cada vez más seguro por alto y un juego, especialmente en los primeros veinte minutos de la segunda parte, que invita a conservar la esperanza. La gripe ya es menos gripe.
El domingo, en Leganés, y habiendo tomado un poco de Bisolgrip en lugar del intrascendente Paracetamol, el Valladolid volverá a la senda del triunfo y los que ayer veían todo negro, mañana verán todo de color de rosa. Porque en esta ciudad somos así. No nos va el término medio. Y, si nos fuera, lo cambiaríamos. La vida es muy aburrida si no te dejas llevar o no ves ‘Adán y Eva’.