Meses después de fraguarse su marcha del Real Valladolid, Antonio Amaro vuelve a Los Anexos con su nuevo equipo, la Unión Deportiva Logroñés
Rebeca Díez | Rosa M. Martín
Antonio Amaro Mendo llegó al Real Valladolid en edad juvenil en el verano del 2009, procedente de la extinta UD Salamanca, en un intercambio con Kike. Desde entonces, defendió la camiseta blanquivioleta hasta convertir esos colores en su nuevo hogar. Cinco temporadas después, ‘Anto’ –como se le conocía cuando subió al Promesas en la temporada 2010/11— partía lejos de la que ha sido su casa rumbo a Las Gaunas, para vestir la camiseta de la UD Logroñés.
En sus dos últimos años en el filial, y tras la marcha de Javi Navas, el brazalete de capitán pasó a ser suyo, con el consiguiente peso de un vestuario que acababa de sufrir una gran renovación, pese a ganar el campeonato en el primer año de Torres Gómez en el banquillo. Su primera temporada como cabecilla del grupo no fue fácil. El equipo, que debió superar múltiples contratiempos, no llegó a clasificarse para los play-off que daban la opción de ascender.
Pareció aprender, como capitán y como persona, a crecerse ante las dificultades y a guiar a sus compañeros a la victoria. A pesar de las cinco mensualidades que les adeudaban, consiguieron alzarse con el campeonato y con un ascenso que hizo que los pocos que dudaban dejaran de hacerlo. Como él mismo reconoce, haber conseguido todo eso fue «muy especial», porque «fue algo que estuvimos buscando durante cuatro años» con más pena que gloria. En esos momentos de celebración en Somozas, admite que se acordó de la gente «que luchó anteriormente por ascender».
Mucha culpa del gran hacer del equipo afirma que es de Javi Torres, al que considera uno de los entrenadores que más le ha «marcado». En unos años complicados, en plena crisis y ante los continuos impagos, la ayuda de Torres Gómez, Jorge Alonso y Julio Hernando resultó primordial. «La temporada pasada había gente que no tenía ni para comer. Nos ayudaron en todo lo que pudieron e incluso pusieron dinero de su bolsillo», relata, lo que hizo que la plantilla se convirtiera en una piña. «Eso hizo que nos uniésemos muchísimo y que fuéramos todos a una», reconoce.
A pesar de sobreponerse a las deudas, de conseguir el campeonato y el ansiado ascenso, no resultó ser una temporada fácil para el propio Amaro. En general, no lo fueron los últimos años, llenos de lesiones, que le frenaron en numerosas ocasiones. Una de ellas, a la hora de debutar con el primer equipo, con el que realizó alguna pretemporada, aunque sin llegar a disfrutar de minutos en competición oficial. Considera que las lesiones le lastraron y que, si no llega a ser por eso, «sí que hubiese llegado a debutar».
El que sí lo hizo fue Zubi, que tuvo su recompensa ante la Real Sociedad. Sus compañeros, a pesar de su gran temporada, tampoco convencieron a Juan Ignacio Martínez. Confiesa que el hecho de que desde el primer equipo no se confiara en ellos se llevaba «mal», porque «uno ve que está haciendo las cosas bien y no le dan la oportunidad». Tras eso, lanza un par de nombres. «Había gente que podía haber debutado perfectamente, como Rubén Díaz que hizo treinta goles o Xavi Carmona».
Este año, hasta el momento, ya son varios los canteranos que han tenido su oportunidad con Rubi, algo que Amaro considera que se debe a que «han hecho una plantilla muy corta» –«aunque se han hecho buenos fichajes» y, considera, «el Real Valladolid merece estar en Primera»–. Asimismo, culpa de los numerosos estrenos al buen hacer del Promesas en lo que va de curso. «La Segunda B es una categoría muy complicada y lo están haciendo muy bien», por lo que ese buen momento se traduce en que «el primer equipo ‘tire’ de ellos».
Estas palabras son fruto del conocimiento, ya que sigue de cerca al que fuera su equipo, que, dicho sea de paso, no le sorprende «en absoluto», ya que cuenta con «muy buenos jugadores y Rubén de la Barrera está haciendo buen trabajo».
No obstante, lamenta que «el bloque que subió no siguiera esta temporada», cosa que acepta con resignación, y tiene palabras para dos jugadores que portaron el brazalete junto a él. «Tanto Alberto como Fran No están muy cualificados para jugar en Segunda B; si no juegan es decisión de su entrenador», comenta.
Salida dirección Logroño
El entrenador de ‘Peli’ y de Fran pudo ser el suyo si al acabar la pasada temporada las cosas no se hubiesen torcido tanto. La renovación estuvo cerca, pero la nueva dirección deportiva puso unas condiciones distintas a las que Amaro estaba dispuesto a aceptar. Reconoce estar «molesto» con algunas personas que dijeron que pidió «mucho dinero», por lo que aclara las condiciones que expuso a Braulio y Cata.
«Sí pedí una ligera subida, pero sobre todo pedí entrenar con el primer equipo y jugar con el Promesas, pero no aceptaron», explica. Y, de esta manera, no le quedó otra que hacer las maletas y dejar de vestir la elástica blanquivioleta.
Foto: UD Logroñés
El cinco de agosto, la UD Logroñés, dirigida por Carlos Pouso, hizo oficial su fichaje por una temporada, en una ciudad en la que reconoce estar contento. «La adaptación ha sido muy buena», culpa en gran medida de sus compañeros, a los que define como «excelentes». «El cuerpo técnico y la directiva se porta genial con nosotros, y Logroño es una ciudad increíble», argumenta.
Hasta la jornada pasada, Las Gaunas era testigo de cómo el Logroñés se mantenía en primer lugar, liderato que perdió a favor del Real Murcia, después de no pasar del empate a dos ante el Guijuelo. Desde el equipo riojano, no quieren lanzar campanas al vuelo, y Amaro reconoce que no prefieren pensar a largo plazo. «Solo pensamos en sacar cada fin de semana tres puntos», aunque añade que «acabar entre los cuatro primeros sería perfecto».
A escasos días de enfrentarse a su excompañeros, admite que esperan un partido «muy difícil «en un campo que está «horroroso», y ante un rival que «quiere la pelota y que tiene bandas muy buenas». A su actual equipo lo define como «un bloque» en que todos saben qué tienen que hacer, «muy bien organizado», y en el que el grupo está «por encima de las individualidades».
Así pues, después de cinco temporadas defendiendo el escudo del Real Valladolid, y después de atrás un brazalete que no se quitó ni para celebrar el ascenso del Promesas a la Segunda División B, si Carlos Pouso lo estima oportuno, Antonio Amaro volverá a la que fue su casa en los últimos años para tratar de ayudar a devolver a la Unión Deportiva Logroñés al liderato.