El madrileño, al igual que el ariete malagueño en su tiempo, transita por una mala racha de cara a portería

Antes de leer nada de lo que aquí se escribe, paciencia. Paciencia tanto para la lectura como para con Óscar Díaz. Sí, cierto y evidente es que nuestro actual delantero no ve puerta y que la sombra de Roger, cual la de un ciprés en letras de Delibes, es alargada. Pero, tranquilidad. La muerte no ha llegado.
Pongámonos en situación. Primeras jornadas de la temporada 2012/13, el Real Valladolid camina con un paso firme y despreocupado por la Primera División en su vuelta con el Almirante Djukic. Sin embargo, se atisba un lunar en medio de ese cuerpo que, por entonces, se autodescubría las bondades de hombres como Omar Ramos, Ebert o Rukavina. La marca no era otra que la falta de gol de Javi Guerra, y ante el primer apuro liguero, quien aparece en el once inicial es Manucho, frente al Rayo Vallecano, su actual equipo, para endosarle un 6-1 con dos goles en su cuenta particular. Partido épico y recordado durante años que entierra a Javi Guerra y lo sume en una crisis de ansiedad frente al gol inaudita. Será suplente una larga temporada y parecerá el mayor de los defenestrados durante mucho tiempo.
Sin embargo, y al igual que acabará haciendo muy probablemente Óscar Díaz, finalmente, vio gol y acabó la liga con el mismo número de ellos que su rival angoleño. Cierto es que ‘El armario de ébano’ tuvo que disputar la Copa de África con su selección y que incluso a la vuelta, y otra vez frente al Rayo, volvió a ver puerta, pero al final de temporada el delantero fue Javi Guerra. La historia continúa con una pesadilla en lo colectivo y un dulce final para Guerra en lo individual marcando más de una docena de goles en la temporada siguiente, la última en la entidad blanquivioleta, y poniendo rumbo a Cardiff con un buen contrato bajo el brazo.
¿Que las situaciones no son cambiantes? ¿Qué lo de Óscar Díaz no cambiará? Sí, cambiará. Quizás no meta treinta goles, pero los acabará haciendo. De eso podemos estar seguros porque trabajo y constancia no le faltan al madrileño.
Trabajo y constancia, dos palabras fundamentales. Tan reales como los vaivenes de la vida, más aún si hablamos de la futbolístico. Javi Guerra, quien en Valladolid lo fue todo y tenía todo por delante para triunfar, a día de hoy, juega con el segundo equipo del Cardiff, no entra en los planes del primer entrenador y, ahora sí, parece que cualquier tiempo pasado fue mejor. Por eso, por la vanidad de la vida, por lo cambiante del momento y por la cuenta que nos trae, Óscar Díaz verá puerta. Y si no lo hace, no le esperará el equipo B, si no que este se dará prisa por adelantarle. De momento, paciencia, trabajo y constancia que los goles de Óscar Díaz llegarán.