Hasta tres jugadores del Real Valladolid, además de Rubi, han militado alguna temporada en el Girona

Dice el refranero popular que cualquier tiempo pasado fue mejor, expresión difícil de catalogar como cierta o incierta para varios jugadores del Real Valladolid, pero que tendrá su momento para el recuerdo este miércoles cuando el Girona haga acto de presencia en Zorrilla. Y es que hasta tres integrantes de la plantilla blanquivioleta, además de Rubi, han lucido en alguna ocasión los colores albirrojos durante su carrera futbolística.
A saber; David Timor la pasada temporada, Chus Herrero las dos últimas, Óscar Díaz en la 2011/12 y por supuesto, y como es bien sabido por la afición, Joan Francesc Ferrer, más conocido como Rubi, desde 2011 hasta 2013. Cuatro protagonistas que corrieron diferentes suertes en Montilivi, si bien el balance general de este pequeño reducto de blanquivioletas con recuerdos gerundenses se puede calificar más bien de óptimo.
Y el mejor ejemplo de ello es precisamente una sorpresa del Real Valladolid presente, David Timor. Uno de los grandes culpables de la salvación del Girona la temporada pasada, el centrocampista disputó 36 de los 42 partidos de Liga posibles de la mano de los tres entrenadores que fueron desfilando por el banquillo de un club que, por momentos, se vio en Segunda B. El ex de Osasuna fue un fijo, llegando a marcar hasta siete goles, y su recuerdo del equipo catalán es sin duda imborrable.
No fue el único integrante de la actual plantilla del Pucela que vivió aquello. Timor se vino a Valladolid desde Cataluña de la mano con Chus Herrero, con la salvedad de que el defensa maño estuvo dos años allí. Un par de cursos con diferentes resultados, al menos en cuanto a número de encuentros jugados. Y es que Herrero tuvo más protagonismo con Rubi en la 2012/13, con 32 choques a sus espaldas, un claro contraste con los 12 de hace un año. Una etapa sencilla, llana, de las que se podría poner la etiqueta de ‘sin pena ni gloria’.
Cosa que no se puede decir de la de Óscar Díaz. Bien es sabido que a un delantero se le hacen complicadas sus vivencias sin goles, y lo cierto es que el madrileño no fue capaz de celebrar ni un solo tanto con la camiseta del Girona en la 2011/12, hace ya tres temporadas. Apenas en nueve ocasiones saltó al campo, en su mayoría más como revulsivo que como otra cosa y a la sombra de Coro, Acuña o Benja, partidos suficientes para que Rubi le echase el ojo y le trajera a Valladolid.
Porque aquí toma protagonismo el ahora técnico blanquivioleta. Su mejor aval hasta el momento lo cosechó precisamente el año que fue técnico principal en Montilivi, después de un primero como segundo entrenador en el que debió conformarse con la permanencia.
Aquella continuación en Girona supuso nada más y nada menos que quedarse a las puertas del sueño de Primera División, concluida una temporada mágica en la que el equipo se las apañó para quedar cuarto contra todo pronóstico. Tan solo el Almería fue capaz de tumbar al ‘Rubi Team’ –con un escueto 0-1 en la ida y un doloroso 3-0 en la vuelta– después de que este se deshiciera de Las Palmas en semifinales del play-off de ascenso.
De esta manera, y vista la trayectoria de más de uno, se hace lógico pensar que para algún jugador blanquivioleta el choque de Copa se transforme en algo especial cuando el árbitro pite el comienzo. Bien es cierto que a la hora de la verdad los sentimentalismos quedan fuera de la pista, pero el pasado catalán, sin ninguna duda, estará presente este miércoles en Zorrilla.