El Real Valladolid Promesas se impone al Real Oviedo en un partido de los que hacen afición

Hay cantera, y además mueve afición. Hay goles, espectáculo y también nos visitan desde Oviedo. ¿Qué más pedir a un filial? Nada más, y de ello se ha dado cuenta la afición pucelana, quien ya no tendrá por tan descabellado acercarse a Los Anexos para ver al segundo equipo que representa cada fin de semana al Real Valladolid. En Pucela estamos enamorados de la moda juvenil.
Los chicos de Rubén de la Barrera ganando al líder del grupo, a un Real Oviedo que tendrá que hacerse ver su debilidad defensiva, sobre todo a la espalda y en la cobertura entre sus centrales.
Aun así, y aun con todo lo superior que es la afición al equipo carbayón, el Real Valladolid Promesas atesora un mérito descomunal, fundamentado en un gran trabajo desde el cuerpo técnico y la secretaría técnica, quien, de momento ha acertado en sus decisiones.
El efecto Cervero y la calma antes de la tempestad
Minuto veintinueve y Guille Andrés hace el segundo. Sergio Egea, tras ello, decide meter en el terreno de juego a Diego Cervero, el estandarte del equipo bermeyón. Un legionario vestido de futbolista, con unas patillas de ‘muy señor mío’ y que se ha hinchado a goles en Segunda B. La afición ovetense entra en éxtasis con la entrada de su jugador fetiche y, a la vez, lo hace el equipo. Antes del descanso, el Oviedo empata el partido a través de los goles de Linares y el propio Cervero, quienes, en paridad numérica con los centrales blanquivioleta, vuelven loca a la defensa. Por suerte, el descanso llega a tiempo.
Se sucede entonces una tensa calma, hasta el minuto 79. Dani Vega, uno de nuestros amados juveniles, conecta un disparo espléndido que se cuela de manera espectacular por la escuadra derecha de Esteban. A partir de entonces, el partido vuelve a ser una timba, una locura de la que el Real Valladolid B saca tajada tras el gol de Sene en el 85 con el tanto de la victoria de Toni.
Termina el partido con el acoso habitual del que se ve por debajo, pero los centrales vallisoletanos, ya con la entrada desde el descanso de Fran No, se mantienen impertérritos en los balones aéreos. No era para menos, puede pensar alguien, teniendo en cuenta su envergadura, la de Ramiro e Iván Casado, puede pensar alguien. Pero sí, acoso; así reconocieron varios jugadores del filial sentirlo al final.
Fin. El Real Valladolid Promesas se impone al líder, las dos aficiones cantan juntas al unísono, se acuerdan del gaitero y en Pucela nos enamoramos de la moda juvenil. Esa que empieza a germinar en el sector de la afición blanquivioleta y que hace volvernos locos.