Blanquivioletas y carbayones vuelven a encontrarse este fin de semana en partido oficial gracias al Real Valladolid Promesas
Nos encontramos ante una semana previa distinta y quizás una de las más emocionantes del campeonato. Primero, porque no es una previa al uso, que tenga al Real Valladolid como protagonista, sino que lo es su hermano pequeño, el Real Valladolid Promesas, a quien se le atiende menos otras semanas. Segundo, porque se jugará en Zorrilla. Y tercero, porque nos visitan nuestros hermanos del Real Oviedo, los cuales se desplazarán en masa, como siempre.
No se sabe muy bien dónde nace ni de dónde viene este hermanamiento de aficionados carbayones y blanquivioletas, pero a buen seguro que aquel tres a ocho de la temporada 1995/96 que endosó el Real Valladolid al Real Oviedo tiene mucho que ver.
No viví in situ aquel partido en el viejo Carlos Tartiere, pero sí que recuerdo como si hubiese sido ayer escucharlo por la radio. El Real Valladolid se jugaba la permanencia en la Primera División ante un Real Oviedo que prácticamente la tenía asegurada tras haber ganado la jornada anterior cero a cuatro en Riazor.
Aquel partido será recordado eternamente en la historia de nuestro fútbol y no solamente por el resultado. Nada más y nada menos que seis de los goles se marcaron desde el punto de penalti, cinco goles anotó Alen Peternac, tres ‘El Mami’ Quevedo y el trencilla del partido, Japón Sevilla, tuvo una de sus actuaciones más… peculiares.
Tras este resultado se empezó a tener un cariño mutuo entre ambos clubes que a día de hoy aún perdura y, sin duda, se ha incrementado de manera notable. No es nada raro ver en el Tartiere a aficionados ataviados con la zamarra blanquivioleta en un partido del Real Oviedo y en Zorrilla a aficionados carbayones imitando el gesto.
Yo, que soy más de balonmano, siempre lo comparo con la convivencia que hay en este deporte. En balonmano lo habitual es ver a todas las aficiones en cada partido conviviendo, hermanándose, intercambiando bufandas e incluso tomando la caña previa al partido juntas y muy raro es ver ambientes crispados, casi no existen.
En fútbol es todo lo contrario, en casi todos los partidos las aficiones que presencian dicho espectáculo conviven en un ambiente de crispación e insultos y muy pocas veces hay buena convivencia. Con el Real Oviedo es distinto, la excepción que confirma la regla y lo que debería servir de ejemplo para el resto de aficiones españolas.
Así pues, en Valladolid estamos deseando recibir a nuestros hermanos oviedistas y convivir con ellos después de muchos años durante la previa y el partido. Porque este fin de semana Valladolid será blanquivioleta y azulona y daremos un ejemplo a todo el mundo de como animar cada uno a su equipo y a la vez estar hermanados.
Ojalá que la próxima convivencia sea dentro de un par de temporadas, en Primera División, el lugar que históricamente nos pertenece a los dos equipos. ¡Aúpa Pucela! ¡Puxa Uviéu!