El Rayo Vallecano hace oficial la incorporación del delantero Manucho para la próxima temporada
Han pasado cinco años desde que Carlos Suárez anunciara en pleno mercado de fichajes que tenía una sorpresa para reforzar la delantera. La sorpresa se llamaba Mateus Alberto Contreiras Gonçalves, más conocido como Manucho. Procedía del todopoderoso Manchester United y se realizó un fuerte desembolso para su contratación. El angoleño (Luanda, Angola, 7-3-1983) se comprometió cinco años con el Real Valladolid, y una vez extinto ese contrato ha decidido volar a Vallecas para seguir disputando la Liga BBVA.
Desde el primer día en Valladolid, Manucho se puso la meta muy alta: quería triunfar en el Pucela y colaborar marcando entre treinta y cuarenta goles. Con sus altas pretensiones futbolísticas y las buenas referencias por su pasado como red devil parecía que Manucho la iba a romper en la Liga BBVA, nada más lejos de la realidad.
En sus cinco años como blanquivioleta no pudo completar su objetivo –de hecho, se quedó muy lejos de alcanzar ese registro– y la cifra lograda por Manucho ha sido de diecinueve goles: quince de ellos en la máxima categoría y cuatro en la etapa del angoleño por la Liga Adelante.
Un avión que parecía estrellarse
Los comienzos fueron dulces para el delantero, se estrenaba como goleador en la segunda jornada de la Liga BBVA pero pronto se mostraría la otra cara de Manucho. Un Manucho que buscaba el protagonismo más allá de lo estrictamente deportivo y que se alejaba de sus metas goleadoras.
Al principio de temporada parecía el delantero ideal para Mendilibar. El técnico vasco había conseguido sacar un rendimiento óptimo al vasco Joseba Llorente y se esperaba que un jugador con mayor corpulencia y envergadura fuese imparable en el esquema del técnico vizcaíno. Sin embargo, ese año eclosionó otro gran delantero como era Diego Costa que desde la primera jornada parecía estar un escalón por encima de Manucho, a nivel técnico y de forma. Parecía que el angoleño se alejaba de la titularidad…
Cuando los goles dejaban de ser los protagonistas, el angoleño buscaba estar en boca del aficionado vallisoletano. «¿Llevo meses sin marcar y soy el revulsivo en el partido? Pues salgo haciendo el avión celebrando los goles que prometí meter». Circunstancias como estas obligaban a reflexionar al respetable de Zorrilla que este no era el hombre que llevaría con goles a la salvación de su equipo.
Con Onésimo y Clemente su rol en el equipo cambió. Ambos entrenadores contaban con él como delantero y sus minutos en la máxima competición aumentaron, los goles no. Solo consiguió cuatro goles en su año debut como blanquivioleta. Los esfuerzos de Javier Clemente con entrenamientos individuales para que el delantero mejorase su puntería se fueron al garate una vez consumado el descenso.
Su paso por Turquía
Tras el descenso, el club estaba obligado a prescindir del jugador, ya fuese en calidad de traspaso o cedido, por su alta ficha. Su destino se encontraba en Turquía, en el Bucaspor (no confundir con el Bursaspor que acababa de ser campeón de la SuperLiga turca).
En el conjunto otomano acumuló once titularidades en las diecisiete jornadas que estuvo vinculado con el Bucaspor. En este breve periodo pudo anotar dos goles, uno de ellos ante el Fenerbahçe. Sin embargo el humilde club turco rescindió el contrato del jugador por no poder hacer frente a la ficha del jugador. El Bucaspor, ante tal situación rescindió unilateralmente el contrato del delantero y se encargó de buscar al angoleño nuevo equipo.
Manucho continuó jugando en Turquía hasta final de curso, el Bucaspor le facilitó la salida al Manisaspor, en el que firmó unos pobres números: solo disputó un partido como titular –curiosamente frente a sus antiguos compañeros del Bucaspor–, sumando en total 305 minutos en los que no anotó ningún gol.
Segunda etapa en Valladolid
La vuelta del jugador a Valladolid supuso de nuevo un problema a la hora de afrontar su ficha. El equipo no consiguió el ascenso y permanecía en la Liga Adelante un año más. El club hizo un esfuerzo en el caso del angoleño, como con su nuevo compañero en el Rayo Vallecano, Alberto Bueno. Ambos formaban parte de la primera plantilla a pesar de su salario.
El entrenador en esta etapa era el serbio Miroslav Djukic, quién consiguió convertir a un jugador que estaba prácticamente apartado y al que se le buscaba constantemente una salida en cada periodo invernal en uno más, en uno de los soldados que buscaban el premio de la Liga BBVA. El equipo logró el ascenso y Manucho colaboró con cuatro goles en veinte partidos, siendo el recambio natural del pichichi Javi Guerra que ese año anotó veinte goles.
La temporada siguiente comenzaba con el anuncio del club de no contar con los jugadores Alberto Bueno y Manucho, a los cuáles se informaba que se trabajaría en una posible salida. Cosas del destino, los dos atacantes no encontraron ninguna salida y permanecieron en la capital del Pisuerga reivindicándose con buenas actuaciones. El primer precedente, curiosamente fue ante el Rayo Vallecano, que cayó derrotado por un contundente seis a uno en el Nuevo Zorrilla con una gran actuación de los que a día de hoy son jugadores de su plantilla.
A nivel personal la temporada 2013/14 fue la mejor temporada del angoleño en Valladolid. Ya no solo por estadísticas, con ocho goles en veintiséis partidos sino también por sensaciones. Parecía otro jugador totalmente diferente a aquel ‘aviador’ que buscaba llamar la atención de otra forma que no fuese con buen juego.
No era la primera opción de la delantera pero si que se ganó con derecho propio la titularidad por delante del malagueño Javi Guerra que había sido el nueve indiscutible los dos últimos años.
Último año de blanquivioleta
El anuncio de Juan Ignacio Martínez como entrenador del Real Valladolid parecía una premonición para el bueno de Manucho. La gran temporada que había conseguido el técnico en el Levante con un delantero africano como Arouná Kone parecía otorgarle cierta ventaja al angoleño en su peculiar lucha con Javi Guerra.
Pero parece que en Valladolid, Juan Ignacio Martínez apostó muy fuerte por Guerra y aunque Manucho ha participado en veintiocho partidos, solo ha alcanzado 890 minutos esta temporada, en los que ha conseguido anotar tres goles. Los números son bajos, pero este año ha vuelto a tener importancia por ser una de las pocas alternativas que tenía el equipo blanquivioleta en ataque.
Irónicamente, después de cinco años en la entidad la afición blanquivioleta lamentó su lesión en las últimas jornadas que le privó de jugar partidos contra el Real Madrid y Real Betis.
Con el descenso, el avión parecía tener destino Barcelona. El Espanyol, quién había manifestado interés en el mercado invernal por el jugador, era el destino favorito para las apuestas, pero el Rayo Vallecano sorprendió a propios y extraños con el anuncio de su nuevo fichaje, un avión que aterriza en Vallecas para intentar anotar los goles que prometió en Valladolid.