Jesús Antonio Zalama, redactor de Blanquivioletas y conocedor de primera mano del mundo literario, propone ayudas y consejos a la hora de la creación del relato para nuestro concurso
Saludos, lectores. Como ya sabéis, Blanquivioletas, en colaboración con la Cátedra Miguel Delibes, ha convocado el I Concurso Literario Blanquivioletras, que tiene como motivo y tema el Real Valladolid CF SAD. Bien, una vez dicho esto y leídas las bases, debería ser la hora de ponerse a escribir como locos en pos de los suculentos premios que obtendrá el único ganador. Pero, hay que escribir, y, para ganar, no vale cualquier cosa. Porque en este concurso, como en el fútbol, se trata de ganar.
Para ello, como organizador, redactor, aficionado a la lectura, amigo de mis amigos y de mis amigos lectores, he decidido ayudar, en la medida de lo posible, a todo aquel que quiera escribir su relato pero no sepa cómo.
Los problemas a la hora de enfrentarnos a una creación de este tipo pueden venir por dos ángulos diferentes: uno; el del tema recurrente sobre el Real Valladolid, dos; sobre lo literario del relato.
Para lo primero, propongo una máxima sencilla: no complicarse. Sí, debe versar en algún sentido sobre el Real Valladolid, pero esto puede ser desde el ponerse en la piel de un jugador y mencionar de pasada el leitmotiv, a hablar continuamente sobre el equipo, el club o los sentimientos que este despierta, pasando, incluso, por el recordar o ficcionar un partido. En otras palabras, el Real Valladolid debe estar presente en algún lado, en cualquier forma, no de cualquier forma. El que esté omnipresente lo decides tú.
El segundo problema, el del estilo literario, es algo más difícil de asimilar. Si bien es cierto que, en cierto modo, puede constituirse como un talento innato, como todo arte, se trabaja. Si no da tiempo a instruirse como ávido lector u hombre de letras, recomiendo el huir de farragosas descripciones que restan vivacidad a la propia acción. Si es verdad que el estilo no debe ser plano: no se trata de una noticia, se trata de un relato literario, y la literatura, por algún lado, debe aparecer. Como recomendación propongo el leer algún cuento de Julio Cortázar antes de sentarse delante del teclado. Recomendación, que no encargo u oferta vinculante de ningún tipo
En definitiva, un texto leído entra por los ojos. Con ello no me refiero a que estos tengan que estallar al ver unas faltas de ortografía descaradas o una puntuación analógica, lo cual, estoy seguro, no sucederá, sino que el texto, en su conjunto, debe ser bonito, lustroso, apetecible. Que se deje leer. El inicio, la concatenación temática y el final, sobre todo este último, no deben ser bruscos.
Para acabar, os muestro varios ejemplos de lo que se puede hacer. Dos ejemplos, no a imitar en la medida de lo posible, que pueden simbolizar, y por qué no inspirar, aquello que pueda darte el premio en este I Concurso Literario Blanquivioletras.