El Real Valladolid rubrica con su derrota ante el Granada una temporada para el olvido

No por esperado, el descenso del Real Valladolid es menos doloroso, pero sí que el sufrimiento se ha ido repartiendo desde el minuto uno de este curso 2013/14, con lo que poco hálito ha quedado para desesperarse con el hecho consumado.
Morir, se muere durante toda la temporada, padeciendo una enfermedad crónica que desde ‘Blanquivioletas’ hemos ido narrando. La evolución del enfermo siempre marcaba el final acaecido finalmente, pero las leves mejorías, ilusorias o meros placebos, hicieron que creyéramos, pese a tener una realidad delante de nosotros bien diferente.
Se puede afirmar que este último partido frente al Granada es el reflejo de una temporada horrible, pero hay que pensar también en que la temporada podría ser espejo de lo que esperaba en el último suspiro de esta liga. El Real Valladolid no supo tentar a la suerte con una victoria, y sin llegar esta, poco importaban los demás resultados, los cuales tampoco acompañaron.
El símil con el velatorio es claro. El paciente ya veía la luz tras su viaje a Sevilla, y que en el Nuevo Estadio José Zorrilla se congregaran más de 25.000 almas, no hace sino acentuar el símil con un auténtico entierro. Todos cerca para dar el pésame, cómo no, incluso los que jamás se acercaron por casa para saber de la evolución del enfermo. ¿Puro morbo? No sabemos, pregunten a las plañideras.
Resulta paradójico que en una sección como ‘El Detalle’ se hable de crónica, pero no sería acertado, por nuestra parte, el hablar de una necrológica. Estas son para quienes no han hablado del muerto, y aquí los rezos y las palabras han sobrado, y lo han hecho porque pragmáticamente no ha servido para que se cumplan los anhelos. Creemos, aun así, que las letras sí han llegado para quien no haya perdido la esperanza o aquí haya querido encontrarla. Se ha intentado, casi hasta lo irrisorio. Se siente, profundamente, si hemos llevado a engaño, no era la intención.
Luto de corto alcance
Por ser esperable el desenlace, los primeros pasos para deshacerlo deberían estar ya dados. Puede ser así: Braulio, nuevo director deportivo, se encuentra desde hace ya unas fechas en Valladolid y los rumores sobre posibles llegadas de entrenadores comienza. Juan Ignacio Martínez, principal culpable de esta situación según sus palabras, romperá su relación contractual tras descender a Segunda División.
Rehacerse, otra vez, por tercera ocasión en apenas diez años. Sucia miseria. Aun así, ya hemos señalado que los llantos deben cerrarse desde ya y que el luto debe abandonarse lo más pronto posible.
Es hora de hacer mejor las cosas, al menos de hacerlas bien. Para ello, lo primero será concienciarnos de dónde estamos. Este camino ya le tenemos muy andado, por lo que no debería resultarnos excesivamente traumático. Sabemos cómo bajar haciendo 36 puntos, pero también cómo volver a alcanzar el Olimpo de una manera espléndida.