En un año funesto para el club, con el fallecimiento de su presidente y fundador, el Somozas se proclamó campeón Tercera inesperadamente en la última jornada. La motivación por hacer historia es el mayor capital de un conjunto con extremos veloces y mucho gol

Aprovechó el pinchazo del líder en la última jornada y se proclamó campeón. Así se gestó la hazaña de este joven club fundado en 1984 en la pequeña localidad coruñesa de As Somozas –poco más de mil habitantes–, localizada en la comarca de Ferrol.
Treinta años después de su nacimiento, un humilde que salió a flote por la dedicación de su presidente, Manuel Candocia, alcanzó por primera vez los puestos que dan derecho a disputar la fase de ascenso a Segunda División B. Y lo hizo, precisamente, el mismo año en el que su creador desapareció. Y es que Candocia, que además era alcalde de la localidad, falleció el pasado enero de un infarto mientras veía jugar a su equipo. Su muerte a los 69 años le privó de ver culminada su obra con el merecido premio del play-off.
Pero el trágico suceso, en vez de debilitar al Somozas, lo hizo más fuerte y desde entonces, el equipo peleó por cada punto como si fuese el último con el objetivo de dedicarle a su presidente el triunfo por el que tanto luchó.
Campeones inesperados
No contaba el Somozas con acabar el año como campeón. Ni mucho menos. Pese a que la plantilla confeccionada no andaba exenta de calidad, pocos esperaban que este humilde equipo finalizase la temporada por delante de potencias gallegas como el Pontevedra y el Deportivo de La Coruña B, o incluso otros habituales como Cerceda o los recién ascendidos Boiro y Arosa.
Todos estos clubes estaban llamados a luchar por las posiciones de privilegio pero, finalmente, la regularidad somocense llevó a los verdiblancos a su primer título de Tercera, todo un logro para un club familiar, con apenas doscientos socios y en el que todo giraba en torno a la figura de Manuel Candocia.
En una campaña marcada por la igualdad entre los equipos de arriba, el Somozas llegó a las dos últimas jornadas con tres puntos de ventaja sobre el Pontevedra, segundo clasificado. Los granates, que comenzaron mal la temporada, realizaron una gran segunda vuelta que les llevó a situarse a tiro de piedra del líder justo antes de enfrentarse a ellos en la penúltima jornada.
Parecía que el campeonato se decidiría en Pasarón. Una victoria, un empate o una derrota por la mínima hubiesen convertido a los somocenses en virtuales campeones, pero el Pontevedra logró vencer por 2-0 y arrebatarles el liderato. Parecía que pese a su gran año, el Somozas se iba a quedar sin la guinda del pastel.
Sin embargo, en el último partido, los de la capital de las Rías Baixas no lograron retener su flamante primera plaza. El Pontevedra, perjudicado por las reducidísimas dimensiones del terreno de juego, no fue capaz de superar al Dorneda, colista de la categoría, y le dejó en bandeja de plata al Somozas la posibilidad de volver a recuperar el liderato. Los verdiblancos no fallaron esta vez y finalmente se hicieron con el título que les da derecho a participar en la eliminatoria de campeones.
Míchel Alonso, premio a la continuidad
El artífice del campeonato desde el banquillo es Míchel Alonso. Tras esta temporada, el joven técnico ferrolano se ha consolidado como uno de los entrenadores gallegos más prometedores. Alonso cogió al equipo en 2012 y, pese a que el Somozas no consiguió superar la mitad de la tabla en ninguna de las dos campañas anteriores, su buena labor le llevó a ser renovado por una campaña más.
Este año, con un equipo técnicamente superior al de otras temporadas, Alonso logró cohesionar un bloque compacto y con muchas alternativas goleadoras. No en vano, todos sus jugadores de medio campo hacia delante –salvo uno– vieron puerta al menos en dos ocasiones a lo largo de la liga regular.
El Somozas marcó exactamente el doble de goles (72) de los que ha encajó (36). Además, fue el conjunto gallego más anotador. Y eso, en un grupo en el que los cinco primeros clasificados se quedaron separados por dos puntos, habla a las claras del potencial goleador del Somozas.
Luis Ángel y Héber, los peligros
Si alguien tiene la culpa de la transformación este año del conjunto somocense, esos son Luis Ángel y Héber Pena. Tirados cada uno a una banda, estos dos extremos son los elementos más peligrosos del entramado ofensivo gallego. Ambos son jóvenes, zurdos, rápidos y muy hábiles. Tienen capacidad asociativa y a la contra son mortales, por lo para el Somozas, la participación de estos dos hombres resulta clave tanto contra defensas cerradas como para hacer daño a equipos abiertos.
Luis Ángel Curra es canario, pero acabó su formación en la base del Deportivo. Este verano regresó a Galicia procedente del Vecindario. Y su segunda etapa en la comunidad noroccidental no pudo comenzar mejor. Suele jugar por la derecha, desde donde tira diagonales hacia el centro para aprovechar su velocidad, regate y buen toque de balón. Sus veintiún goles en 37 partidos atestiguan que su incidencia va más allá de la de un extremo al uso.
Foto: Diario de Ferrol
Héber Pena también llegó este año al equipo de Míchel Alonso. Tras el ascenso a Segunda B del Rácing de Ferrol, su club de formación –al igual que el de muchos otros miembros de la actual plantilla somocense–, Héber decidió quedarse en Tercera a fin de poder contar con más minutos que los que le aseguraba Aira en el equipo de A Malata. Así, pese a tener ofertas más importantes, el extremo decidió firmar por un club como el Somozas, más cercano a su Ferrol natal.
En Pardiñas –el estadio de los verdiblancos–, Héber logró la continuidad necesaria para destaparse como uno de los jugadores más desequilibrantes de la Tercera División gallega. Además, a su habitual desborde sumó once goles, una cifra que le permitió asentarse como el segundo máximo artillero del equipo.
El ataque del Somozas se completa con los delanteros Ruben Gómez y Stefan. El primero es un jugador de un perfil más dinámico, con una buena velocidad, mientras que el segundo destaca más por su remate y está considerado como un delantero centro más al uso, ideal para un estilo de juego más directo.
Por su parte, el mediocampo funciona al ritmo que marca Pablo Berros, el centrocampista somocense con las mejores características para organizar, teniendo en cuenta que el veterano David Franch ya no está para disputar los noventa minutos y que Pablo Antas no pasa por su mejor momento. Mientras, Edy y –sobre todo– Baleato aportan el trabajo más físico y defensivo en el eje gallego.
La defensa coruñesa destaca por su escasa media de edad. La línea en la que suele mandar Fiuza, su central más contundente, no destaca por ser la más fuerte del equipo, pero ni mucho menos es fácil de superar. En la portería, el veterano Abraham, capitán del equipo, le ha acabado ganando el puesto a Christian y se ha asentado como el titular definitivo.
Peca de inexperiencia
Pese a que acabó como líder, al Somozas quizá le pudo un poco la presión en el tramo final de la temporada. La inexperiencia de la mayoría de jugadores se vio reflejada en los últimos partidos, en los que, quizá, no ofreció la imagen que sí había mostrado antes.
A falta de tres jornadas pudo ser campeón virtual, pero no logró ganar en Pardiñas al Barbadás. Mientras, en la penúltima jornada cayó sin paliativos ante el Pontevedra, en el que su propio entrenador calificó como «el peor partido de la temporada», en el momento más decisivo. Por último, su partido ante el Negreira en la última fecha lo sacó adelante con un 4-2 que, si bien le proclamó campeón por el tropiezo pontevedrés, dejó entrever las costuras de un equipo sin demasiadas tablas en este tipo de situaciones. De hecho, solo nueve jugadores saben lo que luchar por conseguir el ascenso a Segunda B.
Así, pese a su gran segunda vuelta, refrendada con doce victorias y dos derrotas en diecinueve partidos, da la sensación de que el Somozas es un equipo que puede llegar a ser accesible si se logra cerrar bien las bandas e imponerse en el mediocampo, sus dos grandes vías para hacer daño a los rivales.
Sin embargo, su gran arma puede estar en el apartado emocional. Quizá la motivación supere a la presión. Y es que sus jugadores, que hace una semana apenas confiaban en volver a ser líderes, creen estar ante una oportunidad única para demostrar su valía, hacer historia en el club y rendir a su difunto presidente el homenaje que se merece.