El Real Valladolid cae ante el Betis y deja de depender de sí mismo para lograr la salvación a una jornada para el final de Liga
El Pucela visitaba al colista, ya descendido, en la penúltima jornada de La Liga. Un desplazamiento que, a priori, no parecía demasiado complicado. Pero en el camino del Real Valladolid siempre hay curvas.
Los de Juan Ignacio Martínez se adelantaron tres veces en el marcador y los verdiblancos lograron dar la vuelta al resultado para, finalmente, llevarse los tres puntos.
Una derrota que deja muy tocado a los pucelanos, que dependían de ellos mismos hasta la conclusión de esta jornada. Ahora, pintan bastos.
Para lograr la salvación tendrán que conseguir la victoria frente al Granada y esperar un pinchazo de Osasuna o una derrota de Getafe y Almería. Los nazarís también se juegan el descenso, por lo que será un partido a vida o muerte.
El encuentro en el Villamarín fue un fiel reflejo de la temporada blanquivioleta. De nuevo, mala imagen fuera de casa y muchos tantos encajados. El equipo, en general, no estuvo bien y se ha vuelto a pegar un tiro en el pie. La falta de intensidad, en la mayor parte del partido. cuando te estás jugando la vida, le crucificó.
Martínez dio un golpe sobre la mesa dejando a Óscar fuera del once y, posteriormente, del partido. Un movimiento que ha llegado en la penúltima jornada de campeonato. Los elegidos saltaron al césped con ganas. El gol de Guerra, en el primer minuto, desataba la euforia blanquivioleta. Una jugada desafortunada, por parte de Peña, devolvió el empate al marcador poco tiempo después.
Esa historia, con diferentes protagonistas, se repitió nada más empezar la segunda mitad. Peña se resarcía del fallo anterior y marcaba para poner al Real Valladolid por delante en el marcador. Pero, de nuevo, minutos después, el Betis empataba por medio de Jorge Molina. La sensación hasta ese momento era que si los verdiblancos apretaban el acelerador, hacían daño a los visitantes.
Los hispalenses controlaban el partido a su manera. El Pucela no se rendía. Ambos tenían ocasiones para marcar, pero ninguno acertaba. Hasta que un penalti cometido por Adán sobre Larsson sirvió a Guerra para anotar su segundo gol. Pero quedaban treinta minutos -de infarto- por delante. En el 75’, Rubén Castro quiso sumarse al despropósito de partido y el Betis puso, por tercera vez, las tablas en el electrónico.
Entonces llega la fase en la que cuando no matas, te matan -o te suicidas-. Osorio, que había entrado por Larsson, no estuvo acertado. Pudo marcar y ayudar a Guerra a hacerlo. En unas ocasiones, sus disparos no hacían daño y, en otros, su ansía evitó que el malacitano pudiera gozar de claras oportunidades. Fue el propio ‘Heartbreaker’ quien disfrutase de una de las más claras en la recta final, pero su vaselina se marchó lamiendo el poste de la meta verdiblanca.
Hasta ese momento el empate no era malo. El Pucela dependía de sí mismo y el cielo de Valladolid era azul. Pero, de pronto, apareció la tormenta, de nombre Juanfran, y todo se volvió negro. El verdiblanco marcó un gol complicado en el que Jaime, que había hecho buenas paradas, pudo evitar.
Desenlace fatal para el Real Valladolid que tendrá que creer en él mismo y en otros resultados para eludir el descenso. Ya lo dice la Ley de Murphy: «si algo puede salir mal, saldrá mal».