La igualada entre Real Valladolid y Valencia llegó porque ninguno de los dos supo perforar la portería contraria, al contrario que en anteriores tablas en Zorrilla

Pudo ser esta ocasión desaprovechada, más por parte del Real Valladolid que por parte valencianista. Sin embargo, si nos atenemos al desarrollo del partido, el imploro del rezo ‘virgencita, que me quede como estoy’ parece acertado.
Servidor, ya en el minuto veinte de la segunda parte, firmó el empate. Sí, el Real Valladolid necesitaba la victoria, y de ninguna manera se hubiera firmado antes del encuentro un resultado que no conllevará los tres puntos, pero no siempre se puede.
El Real Valladolid no pudo, y cuando no se puede, es mejor que no te puedan. Para eso estuvo Jaime, quien acabó siendo el mejor de los de Juan Ignacio Martínez. Esto dice mucho del encuentro, tanto como que alguien firmara el empate no mediado el segundo tiempo.
El cero a cero, tras lo narrado, llega a ser positivo. Otro encuentro sin encajar, que este año no abundan, y un resultado que no es un empate a dos en casa. Casi por variar sabe bien, aunque algunos prefieran el hard style y la remontada épica.
La épica, esa que hemos ejecutado en casa para llevarnos un punto de vez en cuando, se esfumó con el cambio de Manucho, decisión muy cuestionada por la grada, con la lesión de Daniel Larsson, y con la no entrada de Humberto Osorio. Quizás fuera Juan Ignacio Martínez el primero en ver que el Real Valladolid no iba a poder.
Víctor Pérez ha vuelto, por esto de seguir con notas positivas. Fue el mejor de los suyos en la primera parte, apareció para mover al equipo dentro del poco movimiento que tuvo este. Se notó que Álvaro Rubio estaba ‘infiltrado’. Por desgracia, más se notó que Óscar no está (se le sigue esperando) y que Jeffren no está seguro de cómo pueden responder sus piernas. El exbarcelonista necesitó veinte minutos en cada parte para entrar verdaderamente en juego, justamente hasta que dejó de tocarse los cuádriceps.
Por último, cabe añadir que con este empate el Real Valladolid sale del descenso. Generalmente, cada igualada en casa parecía este año un paso atrás, y aunque sea por clasificación, nos damos por contentos. Sin embargo, si a uno le da por cavilar, por mirar que la jornada siguiente tenemos otra final en Pamplona y por detenerse en todo lo que nos queda, el vértigo se hace ostensible. Fuera del descenso: ‘virgencita, que me quede como estoy’.