Con un once 2012/13 y una mentalidad 2013/14, el Real Valladolid encara la recta final de la temporada con posibilidades reales de salvarse

Foto: Real Valladolid
Casualidad o no, el Real Valladolid salió ante el Almería con una alineación formada por futbolistas que estuvieron a las órdenes de Miroslav Djukic la campaña pasada.
Por unos momentos, Zorrilla regresó al pasado y recordó que hace meses había tranquilidad. Los nombres endulzaban la agonía, aunque el esquema impuesto por el entrenador se alejaba bastante de lo visto hace un año. Eran soldados de Djukic en la mente de JIM.
La única línea que no sufrió cambios tácticos fue la defensa. Jesús Rueda y Marc Valiente demostraron que se necesitan el uno al otro. Ambos están en peor forma que Mitrovic, pero el ‘seis’ mejora teniendo al ‘cuatro’ al lado y empeora si no lo tiene –y viceversa–. Es de los pocos casos en que dos al cuarenta por ciento -Rueda y Valiente- suman más a nivel colectivo que uno al cuarenta y otro al sesenta –uno de ellos y Mitrovic–.
El centro del campo sí entró en el laboratorio de Juan Ignacio. Víctor Pérez apareció más en ataque que el año pasado, Larsson se pegó a la banda derecha, buscando ser el extremo que no termina de ser, y Óscar ahogó parte de su talento en la izquierda. Tirar al costado a tu mejor mediapunta es una extraña decisión que no dudó en implantar el actual míster blanquivioleta.
Y arriba, Manucho ofreció su mejor despliegue físico, aunque sigue sin saber leer la gran mayoría de jugadas. En fuera de juego hasta cuando va al baño, el angoleño se convirtió, sin quererlo, en el mejor socio del Almería en bastantes ocasiones. Javi Guerra, que no tuvo su día, intentó caer a la izquierda para asociarse con Óscar como el niño que juega con muchos desconocidos y busca siempre a su único amigo dentro del campo con la intención de no aburrirse.
Las piezas de la temporada 2012/13 en un puzzle que nada tiene que ver con aquel. Aun así, bastó para ganar y soñar, para despejar miedos y alimentar esperanzas. En abril no habrá tiempo para perfeccionar el juego, por lo que habrá que conformarse con el resultado, que no es poco.
El domingo llega el Valencia. Repetir idea no es sinónimo de victoria, pero sí de crecimiento. Si Juan Ignacio Martínez no sufre un nuevo ataque de entrenador y los jugadores creen que pueden ser los que fueron, el Pucela se acercará a una salvación que parecía tabú hace pocas semanas. #creemos