El entrenador apuesta por el veterano cancerbero, que hasta ahora era suplente, para lograr la permanencia

Muchas veces, las cosas llegan cuando menos se espera. La titularidad de Jaime es un claro ejemplo de ello. La decisión de Juan Ignacio Martínez no fue un ataque de entrenador, sino algo que, según él, tenía planeado desde hace tiempo. Diego Mariño, que venía haciendo una buena temporada, es el gran perjudicado.
Los aficionados del Real Valladolid quedaron sorprendidos al ver que, en el encuentro frente al Rayo Vallecano, Jaime ocupaba la meta blanquivioleta. Para el del Valdepeñas no fue inesperado y tuvo una actuación correcta. Pero, después, la gran duda era saber si la suplencia de Mariño era para darle un toque de atención o si en realidad iba a seguir su compañero en Anoeta.
El pasado jueves, contra la Real Sociedad, se despejaron todas las incógnitas y Juan Ignacio Martínez continuó premiando a Jaime. El ex del Elche aprovechó la oportunidad ante los madrileños para agarrarse al arco. En San Sebastián cuajó un gran encuentro para reivindicarse de cara a compromisos futuros. Además, reconoció que entrena por su cuenta para «intentar estar a punto» si el equipo le necesita, como es el caso.
Una justificación enigmática
Los verdaderos motivos solo los sabe el entrenador alicantino. Ante los medios de comunicación alegó que cree que «era el momento de Jaime». Mariño no ha tenido errores graves como para acusarle de las derrotas albivioletas. De hecho, considera que está haciendo una temporada «sensacional». Aunque es verdad que el gallego cometió un error en el partido contra el Sevilla, donde dio un mal pase a Bergdich que terminó en un penalti -inexistente- por mano de Mitrovic.
Son muchas las teorías sobre el cambio en la portería. El error en el Sánchez Pizjuán, la veteranía de Jaime o usar el último cartucho, entre otras, se llevan la palma. Durante toda la temporada, Martínez ha utilizado a todos los jugadores -a veces en posiciones atípicas- y ha probado cantidad de sistemas y formas de juego. Solo le quedaba el cambio de guardameta. Esta opción se podría considerar como ir a la desesperada en busca de dar con la tecla.
Al técnico no se le puede culpar de no haber tocado todos los palos para conseguir resultados positivos y salir de la zona baja de la clasificación. Aunque puede que eso no tenga nada que ver y sea otro el motivo. Como, por ejemplo, pese a ser menos creíble, que Jaime esté jugando para renovar automáticamente al cumplir un determinado número de partidos disputados.
Juegue uno u otro, el de Valdepeñas sabe que lo importante es el equipo y obtener el objetivo de la salvación, que cada vez se complica más. Pero él también cree, al igual que lo han dicho algunos de sus compañeros. En cuanto a la verdadera razón de la permuta bajo palos, nadie la conocerá -a excepción de Juan Ignacio Martínez-.