Zakarya Bergdich no había participado ni un minuto desde la derrota, el veinte de enero, en San Mamés. Ante el Barcelona, paso directamente a la titularidad, transformó el error en acierto y recordó que continúa vivo
Voló con altura y determinación sobre el verde de Zorrilla, como emulando a un drone que escruta, de forma clandestina, lo que yace bajo su maquinaria. Cerca de franquear la barrera de los dos meses sin jugar, desde su titularidad en el Nuevo San Mamés, Bergdich representó una de las sorpresas urdidas por Juan Ignacio Martínez para plantar lucha al FC Barcelona.
“El quinto hombre que contrarrestara la amplitud del equipo culé”, analizó el técnico del Real Valladolid para justificar un once configurado en cuatro defensores y un doble pivote formado por Valiente, central, y Rubio. Rescatado, entonces, del banquillo, ‘Zak’ se sitúo por delante del lateral izquierdo natural, Carlos Peña, para mantener alerta a Dani Alves, obstaculizar los despliegues del carrilero brasileño y adelantar las líneas blanquivioletas en los ataques verticales motivados por la disposición de Manucho y Guerra.
Furibundo conocimiento de ser contemplado por miradas desconocidas, estimulado por la espera y la oportunidad de completar los regates que un día intentó y falló. Zakarya, sin espacio para la calma, perseguía a su marca hasta la extenuación, secaba el sudor que él provocaba y anhelaba una zona libre en la que correr y sentirse libre. En la libertad, Zakarya halló el daño y lo tomó para devolvérselo al conjunto blaugrana.
En el límite con el desastre, resucitó la felicidad imberbe que emite en sus fotografías en las redes sociales, y la expandió por un césped soleado; recibió de espaldas, giró su rumbo y aceleró, escapando de la suplencia que pospondrá en su próxima posibilidad de reivindicar su alegría, en Sevilla, donde jugará como lateral izquierdo ante la sanción a Peña por acumulación de tarjetas.
Zakarya, el enjuto y escurridizo francés de corazón y alma norafricana, relegado a la indiferencia, se dirigió a la sala antidoping donde esperaba sentado sobre un sofá un tanto roído Leo Messi, escoltado por columnas de botellas de agua; le pidió una fotografía, y sonrío, como acostumbra a hacer en las instantáneas que publica en Instagram, y como volvió a repetir en el terreno de juego, impulsado por la filigrana triunfante del quinto hombre feliz.
Acababa de participar en uno de los hitos para los que se reservan las hinchadas de clubes modestos y de sacudir al equipo que acoge a muchos de sus referentes futbolísticos. Había que inmortalizarlo.
*Bergdich ha disputado dieciséis partidos de Liga, catorce desde el principio. Su llama se ha ido disipando con el paso de la temporada y la carencia de victorias y sensaciones positivas, por lo que es el segundo defensor que arrancó la temporada con el Real Valladolid con menos minutos jugados, 1.059. Desde la derrota en el Nuevo San Mamés, donde comenzó en el lateral izquierdo, no volvió a pisar el césped hasta el sábado. Jugó hasta el minuto 70, sustituido por Rama entre una banda sonora de excitación y reconocimiento por su esfuerzo individual y el colectivo del Real Valladolid.