Con motivo de la deriva en la que se encuentra el Real Valladolid, vuelve la sección más #lamentable de Blanquivioletas… o quizá no. Cuestión de demanda; cuestión de circunstancias
Caso Ebert; caso perdido
Servidor ya la temporada pasada se preguntaba si la relación sería ‘¿For Ebert?’ con un jugador que pasó de quemar contenedores en Alemania a encender pasiones (encontradas) en Pucela. El alemán era una de las principales bazas del Real Valladolid para mantener la categoría, indisciplinas aparte, y hoy día ya no está. Resultado: el Valladolid, más cerca de Segunda División.
El problema reside en que conociendo la cabeza tan –poco o– mal amueblada del teutónn, se prefirió contar con él y no venderlo. Y debemos dar gracias, porque al principio de temporada, Patrick Ebert aportó, y mucho, como lo hizo anteriormente cuando las lesiones y su cabeza se lo permitieron.
Caso Alcatraz – De Valencia a la Avenida de Salamanca
Seamos sinceros. El papel del Real Valladolid ante el accidente del colombiano y las posteriores repercusiones y rumorologías han perjudicado más la imagen del equipo que el propio hecho en sí. Esta ciudad es lo suficientemente madura como para tragar con este tipo de ‘accidentes’, sin que se haga bola.
Finalmente, el malogrado Gilberto ‘Alcatraz’ García será recordado por un hecho tan puntual como alejado de lo meramente deportivo. Metió un gol al Valencia, sí, pero ¿quién recordará eso? Yo respondo, nadie. Él se lo ganó. Con Dios.
El estado de Los Anexos – Tour Provincial (‘Asómate a Valladolid’)
Estoy seguro de que este tema el año pasado se hubiera llevado uno de mis más enérgicos #lamentable. Sin ser un experto botánico, es evidente que un club que pretende ser de Primera División no puede tener su campo de entrenamiento impracticable.
He sido testigo de cómo el césped de Los Anexos ha sido maltratado por aficionados con sus zagales en previas de partidos del Real Valladolid, mientras en el césped artificial se desarrollaban partidos de categorías inferiores. Repito, desconozco de quién es la culpa, pero es importante remarcar lo inadmisible de la situación.
Como consecuencia de lo anterior llega el tour provincial que el primer equipo ha venido desarrollando por diferentes campos en pos de un campo de entrenamiento lo más practicable posible. Nada criticable si el estado del terreno de entrenamiento fuera el idóneo, pero nada más lejos de la realidad. De barrizal a barrizal y me tiró en el lodazal.
Empates en casa, Zorrilla de Segunda
Si el descenso a Segunda División toca de lleno al Real Valladolid a final de temporada, gran parte de la culpa será de los empates cosechados en casa. Seis igualadas hasta el momento, y gracias, ya que las remontadas son el estandarte del equipo en Zorrilla.
Siempre que se acerca una nueva «final», el colectivo blanquivioleta entona aquello de «solo vale la victoria», pero, en cambio, tras el partido, empieza a echar cuentas, a contar de tres en tres y a mirar los partidos de los demás para aferrarse al clavo ardiendo de «están ahí, si es que somos muchos ahí metidos». Somos muchos, pero nosotros no somos capaces de ganar en casa.
La suerte, única y equívoca
Foto: Sergio Sanz
Y finalmente, la suerte. No es cuestión en sí misma, realmente, sino que es un factor que interviene en todo lo demás. Si en vez de Víctor Pérez, el lesionado hubiera sido Lluís Sastre, por ejemplo, quizás hoy no lamentaríamos tanto. Aunque para esto habría que entender el tema lesiones como algo fortuito, y el caso de Víctor Pérez como un mero ejemplo.
Suerte es también lo que le faltó al Real Valladolid, por ejemplo, para culminar la remontada frente a la Real Sociedad. Recordemos el fallo de Ebert desde los once metros cuando el partido expiraba.
Aunque, visto de otro forma, quizás hayamos tenido mucha suerte con tanta remontada, o quizás no, o quizás a medias. ¿Quién sabe? Suerte, solo suerte. Como la que hace falta para enderezar este #lamentable palo que, por desgracia, a duras penas se sostiene.