La filosofía de Diego Pablo Simeone no entrará nunca como materia en la PAU, pero trastoca más cabezas que cualquier texto epicúreo

La ‘Simeonía’, o filosofía simeónica, radica en la base del ‘Cholismo Ilustrado’, y podría definirse como la compra o venta de las cosas espirituales de Simeone: partido a partido, honrar la camiseta, el esfuerzo es innegociable, el equipo está por encima de todos…
El párrafo anterior es lo más teórico de todo un compendio de saberes que el seguidor del Atlético de Madrid tiene ya como algo suyo, tan básico, incorrupto y sacro como los Diez Mandamientos para el más meapilas de los cristianos. La filosofía del “Cholo” Simeone es una especie de religión intrínseca del alma colchonera, un tipo de jerarquía proverbial tan inquebrantable como la fe ciega en unos colores.
Todas las etiquetas de este adoctrinamiento pasivo emergen desde lo más profundo del carácter humano, del buen humor sapiencial, lejos de lo meramente visceral y retorcido. El archifamoso “partido a partido” no es más que la esencia de la precaución consciente del alma humana. Frente a quienes predican con la boca lo más abierta posible las reivindicaciones más exaltadas, públicas y profanas de la consecución de cualquier título antes de tiempo (léanse en décimas estos versos), está Diego Pablo Simeone, recordando la humildad del sencillo, la nula vanidad del pobre que lucha por sobrevivir a cada paso. Si se hace camino al andar, el paso es el que empieza el recorrido.
También, como si el antagonismo fuera bandera, que no lo es, encontramos aquello de “el equipo está por encima de todos”. Sin querer hacer de estas líneas una diatriba que se asemeje a cualquier enfrentamiento cainista, se debe remarcar el carácter colectivo del grupo que dirige El Cholo frente a otras orquestas computadas a través de individualidades en los clarinetes o en los timbales.
Las dos últimas premisas ya antes mencionadas, «honrar la camiseta» y «el esfuerzo es innegociable», vienen de la mano y constituyen una parte importante del cariz rojiblanco. Lejos de los exabruptos efectistas que tildan al Atlético de Madrid como el eterno ‘pupas’, el verdadero sentir rojiblanco conoce como nadie que el esfuerzo por honrar la camiseta de su equipo es innegociable. Esto quiere decir que a diferencia de otros lugares, en el Calderón se pace porque se nace, hayas visto la primera luz en Largato (Brasil) o en la mismísima capital del reino. El esfuerzo, además, viene dado no solo por el regar con tu sudor cada centímetro de la zamarra, sino por saber comportarte como lo que eres, como un jugador del Atlético de Madrid. Las ‘colocadas’ te parten la cara en ese vestuario.
Al final, como ocurre siempre que tenemos las cosas delante, estas solo serán valoradas cuando las perdamos de vista. Se publicarán decálogos con el ‘Cholismo Ilustrado’ por bandera, se abrirán mesas redondas donde se debata sobre la ‘simeonía’, y algún avispado adoptará como suyo aquello del «partido a partido» de Diego Pablo Simeone. Esas, como tantas otras, son las píldoras d El Cholo, y nosotros se las compramos todas.