Humberto Osorio, con su doblete, imparte justicia entre Real Valladolid y Elche CF en una tarde pasada por agua

Dos a dos una vez más. Otro partido en casa en el que ha tocado remar contracorriente, y nunca mejor dicho, si tenemos en cuenta la intermitente tromba que cayó sobre Zorrilla, sobre sus aficionados, y sobre un césped que no resistió los elementos de la naturaleza.
Muchos factores en contra, demasiados para poder conseguir los tres puntos. La lesión de Jeffren actúa como un inconveniente más al que hacer frente, y ya no solo como un hecho puntual dentro del partido.
Para superar este, para acabar arremetiendo como un toro sembrado de banderillas que espera la postrera puntilla, el Real Valladolid tiró de casta, empuje, brío… y de Humberto ‘El Zorro’ Osorio.
Decir que el equipo de Juan Ignacio mereció mucho más la victoria que el Elche es tan evidente como insuficiente para describir el cómo del partido. El gol anulado a Manucho, la ocasión de Rukavina, los nueve saques de esquina… un montón de oportunidades desperdiciadas que acabaron por sentenciar aquello de «el que perdona, la paga».
Y el Real Valladolid lo pagó muy caro. El conjunto ilicitano se encontró con dos goles y con un marcador muy favorable, pero pareció olvidar su natural oficio, y dejó resurgir de sus cenizas al conjunto pucelano. Si se marchaba no hace mucho el ‘Alcatraz‘ colombiano, llegaba el ‘Ave fénix’ cafetero para impartir justicia.
Humberto Osorio, quien parecía estar en el ostracismo más absoluto en el conjunto pucelano, saltó en el minuto 69 al magullado césped del José Zorrilla en sustitución de Daniel Larsson. El magistrado colombiano consiguió devolver la equidad al marcador con dos goles en los minutos 72 y 78. El primero, tras una genial asistencia con el pecho del esforzado Manucho. El segundo, tras un saque de esquina ejecutado por Jeffren, quien pareció ser un testigo falso en medio de este litigio.
Todavía le restó fuerza al conjunto pucelano para intentarlo con más corazón que cabeza, algo de lo que abusa últimamente. Los infartados saben de lo que hablo. Lograr la victoria ya era derrotar demasiados contratiempos.
Si el triunfo antes del partido parecía algo innegociable, quizás, después del mismo, parezca algo aceptable. De nuevo se tendrá que hacer el esfuerzo de sacar lo positivo del mismo, de destacar el corazón de este equipo y de contar la resurrección de ‘El Zorro’ Osorio. Si Dios quiere.