
Tienes dieciocho años y juegas al fútbol en la cantera del equipo al que llegaste para triunfar hace tres años. Para ti, el Real Valladolid es lo más grande y la prensa lleva toda la semana especulando con que vas a jugar como titular el próximo partido. No sabes qué es lo que pasará el domingo pero tienes todo el derecho del mundo a ilusionarte con ser titular.
Siempre que has jugado, has cumplido con creces. Rompiendo los registros, rompiendo las barreras de la edad. En el Europeo sub 17 de 2006 representando a la selección española, donde también estaban otros jugadores como Bojan Krkic, Aarón Ñíguez o Ignacio Camacho. Siendo un juvenil de diecisiete años te has codeado frente a rivales de todas las edades en la categoría de bronce del fútbol español. Además ya sabes lo que es jugar con el primer equipo en Copa del Rey. Y el día dos de diciembre de 2007 vuelves a hacer historia.
Mendilibar te avisa el día anterior que vas a ser titular. Inmediatamente le cuentas a tu familia que el entrenador te va a dar la responsabilidad de la portería y te va a colocar por delante de Butelle y Alberto, los porteros titulares del equipo. La lesión de Alberto y el mal momento de Butelle han sido determinantes para que hoy seas titular.
Sabes que, debido a la continua falta de seguridad de Butelle en las últimas jornadas, vas a estar observado con lupa. El rival es el Villarreal; el submarino amarillo es un potente rival en el que destacan jugadores como Nihat o Robert Pirès pero ningún nombre te asusta.
Mientras te estás cambiando y te vas preparando para el partido aceptas los consejos de tus compañeros, sobre todo de la defensa, con la que vas a estar en contacto continuo durante el partido. El gran capitán, Alberto Marcos, te da su apoyo al igual que García Calvo, el káiser; ellos te aportan la experiencia que en sus comienzos también necesitaron y que ahora te transmiten para que tu rendimiento sea óptimo.
También aceptas los consejos de Rafa que ha seguido el mismo camino que tú estás recorriendo en este momento. Él mejor que nadie sabe qué estás sintiendo en estos momentos. Estos tres defensas más Pedro López forman la defensa titular y los cuatro, junto a todo el equipo, confían ciegamente en ti porque llevan trabajando todo el año contigo: cada día, en cada entrenamiento en Los Anexos. Saben de lo que eres capaz y hoy te toca demostrarlo.
Sales a calentar, como cualquier día normal. Es un proceso clave en cualquier partido y más para un guardameta, pero las cosas no siempre son como las deseas. A pesar de hacer lo mismo que haces todos los días, notas que algo pasa. Te tiemblan las manos y no eres capaz de hacer un buen calentamiento. Estás nervioso y tu segundo entrenador y entrenador de porteros, Ángel Félix, lo sabe. «Sergio, ya jugaste el año pasado con el primer equipo en Copa y lo hiciste bien. Tienes una fuerte personalidad y sabes de sobra que por tu forma de ser en el partido no te vas a poner nervioso».
Las palabras del argentino te calman porque sabes de sobra que estás capacitado para mantener la portería a cero en los noventa minutos de partido.
«Con el número 26 ¡Sergio Asenjo!»
Ganas el túnel de vestuarios y comienzas a cambiarte. ¡El partido está a punto de comenzar! Medias negras, pantalón negro y camiseta negra con detalles morados y tu apellido a la espalda. Te das cuenta de todo lo que está pasando. No, no es un sueño, estás a punto de debutar en Liga en el estadio que siempre mirabas con el rabillo del ojo cuando ibas a entrenar a Los Anexos.
Sales al campo mientras suena el himno, como siempre haciendo los rituales que te han acompañado para darte más seguridad en el partido: dando tres pasos a la pata coja al entrar al campo y entrando al área con el pie izquierdo.
A pesar de que no es un partido más, no conviene cambiar algo que siempre te ha funcionado. Mientras tanto, el himno es interrumpido por la voz de la megafonía: «Alineación del Real Valladolid: En la portería, con el número 26, ¡Sergio Asenjo!».
Tras escuchar tu nombre por megafonía, oyes el rugido de las casi 17.000 personas que han acudido al estadio. A ellos también les hace ilusión verte en la portería y para ti el apoyo del público es un aliado más para jugar como sabes.
El partido transcurre y tocas el balón por primera vez, vuelves a sentir el aliento de la afición aunque sabes que simplemente has dado un pase fácil sin oposición a tu compañero. Aún así, la afición blanquivioleta quiere hacerte saber que esta tarde está contigo, desde el comienzo del partido hasta el final.
Los nervios del calentamiento se han erradicado, eres capaz de organizar y mandar sobre tu defensa cuando es necesario. Conoces a los jugadores rivales porque has visto por televisión muchas veces como se desenvuelven y hoy estás compitiendo contra ellos. Sabes que no te asustan. El partido comienza favorable para tu equipo: Joseba Llorente marca en el minuto diecinueve el primer gol del partido. ¡Todo está saliendo a pedir de boca!
Sabes que tienes que mantener la portería a cero y darle la seguridad que tu defensa no ha tenido en toda la temporada.
Falta lateral para el Villarreal, muy peligrosa. Balón bombeado al área, ahí sabes que eres tú el que manda. Saltas y atrapas el balón en el aire a pesar de que un jugador rival ha ido fuerte al balón. Has sido capaz de imponerte a Pascal Cygan, el gigante de 193 centímetros que la temporada pasada jugaba en el Arsenal. De nuevo una fuerte aprobación por parte del público en Zorrilla. A ellos también les gusta que nada ni nadie te pueda amargar tu fulgurante debut.
En el minuto 57, tu equipo vuelve a marcar. Dos a cero en el marcador y sabes que eres un artífice más de la victoria. No has tenido numerosas actuaciones pero si decisivas. Has conseguido realizar una muy buena parada a Nihat Kahveci dando lugar a la ovación de la tarde en Zorrilla.
Finalmente, concluye el partido y tú consigues el objetivo que te habías propuesto: mantener la portería a cero. Los rivales te saludan y te felicitan asombrados, aún no te conocen, pero saben que ese chaval de dieciocho años ha tenido mucho que ver en la victoria del Real Valladolid.
Tu nombre es Sergio Asenjo y acabas de empezar. Aún no sabes dónde están tus límites ni qué destinos te deparará el mundo del fútbol pero lo que sucedió el dos de diciembre de 2007 en el Nuevo José Zorrilla es un gran recuerdo nunca se te va a olvidar.