El Real Valladolid se permite el lujo de acumular fallos en Cornellá y clausura un 2013 aciago, al ser el año en que más goles en contra ha recibido en Primera División.
Afrontaba el Real Valladolid el partido frente al Espanyol con la convicción de hacer bien las cosas, de remendar el descosido de la Copa del Rey y de cerrar 2013 con un buen sabor de boca. En cambio, muy pronto, concretamente a los cuatro minutos de juego, el conjunto blanquivioleta se agredía con su primer disparo en el pie. El primer error.
Y es que esa fue la tónica del Real Valladolid durante todo el partido: el error. Fue el marroquí Zakarya Berdigch quien estrenó la dicha pucelana en lo que a fallos se refiere al intentar sacar un balón desde atrás con una conducción inapropiada que acabó con el balón merodeando el área vallisoletana. La poca contundencia de la defensa y el particular momento por el que atraviesa Jesús Rueda hicieron el resto. Sergio García no falló desde los once metros.
Tras esto, Rossi, probablemente el jugador más desafortunado hoy, cedía ante la presión adelantada del club perico y perdía un balón donde nunca un mediocentro puede perderlo. El Espanyol volvía a saber aprovecharse de los fallos de su rival y Stuani no perdonaba. El segundo error grave suponía una losa definitiva para el Real Valladolid que, ni Óscar, en un claro mano a mano, pudo levantar. Tres fallos que dejaban el partido muy cuesta arriba.
La segunda parte se presentaba dura pero asumible, ya que el equipo de Juan Ignacio Martínez había dispuesto del balón una vez superada la presión adelantada y concentrada del conjunto barcelonés. Pero todo lo contrario, los fallos de Berdigch o Larsson hacían del partido un auténtico trauma, y posteriormente el entrenador alicantino daría con la clave: «En el fútbol se puede cometer un error, pero no tantos».
No todo lo que salió mal estuvo originado en fallos puntuales, ya que quizás el error más grave de todos, el querer salir con el balón jugado cuando no podemos o no se debe, se siga acentuando jornada tras jornada. El obligado cambio de Omar por Ebert (quien volvió a marcharse lesionado en la primera mitad) o la entrada de Larsson no surtieron efecto, sino más bien al contrario, agravando la falta de actividad por ambas bandas y haciendo desaparecer la posibilidad de buscar un juego más directo con la entrada de Manucho. Solo Víctor Pérez -que entró en sustitución de Álvaro Rubio- y Javi Guerra consiguieron maquillar el resultado.
El Valladolid cierra 2013 con 66 goles en contra en Liga, su peor registro en Primera División, superando los 63 goles recibidos en 2001. Curiosamente, Diego Mariño, quien ha sufrido muchos de esos goles, se expresaba en Twitter de la siguiente manera:
“ Partido para olvidar!!! La peor manera para acabar 2013, esperemos que el 2014 nos traiga mas alegrias!! #aupapucela !!!”
2013 es un año para olvidar, pese a haber conseguido una salvación sin apuros. El propósito para 2014 de este Real Valladolid será no cometer tantísimos errores, y empezar a aprender de ellos.