La expulsión del malacitano condiciona un partido que el Real Valladolid, hasta ese momento, manejaba con solvencia.
Quien escribe les hablaba a ustedes en su “detalle” del martes sobre un Javi Guerra en posesión épica. En un intento de dotar al contenido del artículo de la grandiosidad de lo acaecido en Zorrilla el lunes, tildaba a Javi Guerra de guerrero, pero no de uno cualquiera, sino del mismísimo Beowulf. Empezaba escribiendo lo siguiente: “Luchando con espadas que apuntan al cielo, filos desgajando miembros..”, y quizás, el nueve malacitano lo leyera en su momento, y se motivara con ello, viniéndose a arriba, haciendo que marcara otro gol -su primero en Copa-. Puede ser también que tanta violencia y batalla en el relato le secara el seso cual Don Quijote, y de tanto leer se volviera loco y acabara por echar por tierra las opciones e ilusiones blanquivioleta en Copa.
Así es, la expulsión de Guerra, al poco de comenzar la segunda mitad, tiró al traste todo el trabajo y planteamiento demostrados en la primera parte. Al igual que la expulsión el pasado martes del brasileño Charles significó un antes y un después en el partido, la de nuestro delantero, este jueves, ha supuesto el punto de inflexión a un partido nada vistoso en cuanto a juego, pero bastante claro en lo que al devenir de la eliminatoria se refiere.
Es curioso cómo el fútbol hace que un jugador pase de héroe a villano en tan poco tiempo. Ya puede marcar el gol que dé el pase momentáneo a su equipo hacia la siguiente ronda, que una acción estúpida -porque no requiere otro apelativo- se encargará de que contra él se levante la crítica en armas. Además, en este caso, con razón. Con la misma con la que desde el martes decíamos que Javi Guerra, nuestro delantero, era el español con más goles en una liga europea de toda la temporada.
Al final acaba apareciendo el vano tópico de “lo importante es la liga”. Tras el planteamiento de Juan Ignacio Martínez en este partido, ese casposo argumento no entra ni con calzador. Manucho-Guerra arriba y Larsson en banda. El delantero que más daño ha hecho al Rayo en dos temporadas junto con el pichichi español que venía de marcar tres tantos hacía tres días. Para rematar, Larsson jugando en el único campo donde ha sido capaz de marcar fuera de Zorrilla.
Y nos vamos eliminados. Nos venimos a casa antes de tiempo, aunque quizás esto empiece a ser costumbre observando las últimas participaciones “coperas” del equipo. Además, todavía no sabemos si la estúpida acción de Javi Guerra le acarreará una suspensión superior a tres partidos, lo que haría que esta se cumpliera en Liga y no en Copa. Por último, la lesión de Alcatraz, posible rotura de fibras en el aductor izquierdo, no parece cuestión baladí.