Las últimas visitas del Real Valladolid al Santiago Bernabéu han hecho desaparecer las amargas derrotas de años anteriores.
La «visita al dentista», como dice Joaquín Caparrós, no es plato de buen gusto para ningún equipo, pero hay que pasarla. Al Real Valladolid le llega en un mal momento. La situación del equipo no es buena y los hombres de Juan Ignacio Martínez están tocados. El partido contra el Real Madrid no les va a hundir más, pero sí que les podría beneficiar.
El conjunto blanquivioleta se llevó un saco de goles en la temporada 2003/04 cuando jugó en el Paseo de la Castellana (7-2). Esa campaña terminó con el equipo en puestos de descenso. Tres años después, en su regreso a Primera División, el partido en tierras madrileñas tuvo otro resultado abultado a favor de los locales (7-0). El siete estaba de moda. Fueron encuentros en los que nada se pudo hacer para evitar esas dolorosas derrotas.
Pero, a partir de ahí, la cosa cambió. El Real Valladolid se desplazó hasta el Bernabéu el curso siguiente. También encajó una derrota, aunque no por tanta diferencia. Los blancos solo lograron vencer por dos goles a cero. Tuvieron que emplearse a fondo para derrotar a los de, por aquel entonces, Mendilíbar.
Lo mismo ocurrió una temporada más tarde. Nueva derrota y también por dos goles (4-2). El de Zaldíbar seguía en el banquillo pucelano. Su equipo plantó cara a los de la capital en un encuentro destacado por la ausencia de Cristiano Ronaldo. El portugués no pudo estar en ese encuentro durante su primer año como jugador merengue. También fue protagonista Nauzet Alemán, al marcar un golazo de falta.
En la última ocasión, la temporada pasada, fue cuando el Real Valladolid cayó por la mínima (4-3). Con Miroslav Djukic al mando, Javi Guerra hizo que el sueño de sacar algo positivo estuviera muy cerca. El malacitano abrió el marcador para poner en ventaja a su equipo. Con la salvación en la mano, los albivioletas afrontaron el partido despreocupados. Los blancos salieron favorecidos en el intercambio de golpes, pero los visitantes les volvieron a poner en apuros.
El precedente más reciente es el más positivo. Los vallisoletanos no tenían nada que perder, pero sí que podían ganar. La situación no es la misma, pero, siendo realistas, vencer en territorio vikingo siempre es una tarea complicada. Ahora bien, sí hay mucho que ganar. El momento por el que atraviesa el equipo no es el más idóneo para revertir el ambiente, aunque nunca se sabe. Las sensaciones que deje el equipo tendrán peso en las próximas semanas. Al igual que en la cabeza de los jugadores. Las sorpresas siempre llegan en el momento más inesperado.