La llegada de Chuchi Macón al banquillo del División de Honor le ha dado otro aire al equipo, situado en la zona alta de la clasificación.
La temporada pasada realizada por el División de Honor no fue la mejor. Gail no supo llevar al equipo a su objetivo, que es siempre finalizar el curso en las primeras posiciones. Por ello, el Real Valladolid decidió prescindir de él para poner en su lugar a Chuchi Macón. Con este último llegó el exblanquivioleta Benjamín Zarandona para ser su segundo de a bordo.
El séptimo puesto y, sobre todo, terminar a catorce puntos del cuarto puesto escoció mucho en la entidad vallisoletana. Algo había que hacer. El equipo necesitaba un cambio y así fue. El pasado, con un juego arisco, queda atrás. Ahora, el Juvenil DH apuesta por un fútbol de toque. Su espejo es el primer equipo, ya que el estilo es el mismo. A Macón le gusta sacar el balón jugado desde atrás y mimarlo todo lo posible para terminar con peligro en el área rival.
Además, en la parcela individual, cuenta con mucha calidad. Estos factores le han hecho colocarse en la zona alta con veinte puntos en diez jornadas. Llevan casi la mitad de los que consiguieron la temporada pasada. El cambio está teniendo su efecto. No solo en el juego, sino también en el término equipo.
Empezando por la portería, donde Dani Hernández es indiscutible hasta el momento. El portero es un habitual de los entrenamientos del primer equipo. Todavía tiene diecisiete años y eso a veces se nota bajo los palos, pero aun así se muestra seguro y sabe aprovechar su envergadura para no encajar goles.
Los defensas son los principales protagonistas en este esquema a la hora de sacar el balón. Pero también cumplen, y con nota, cuando tienen que frenar las embestidas de sus rivales. En el eje, la pareja formada por Mario y Abel está dando su fruto, al igual que los laterales. Los últimos no solo defienden, sino que aportan de manera satisfactoria en ataque.
En el centro del campo se encuentran Pelayo y Víctor. Juntos hacen un buen equipo. Se complementan mutuamente, aunque sus funciones son distintas. El primero es el escudero del segundo y se encarga de liberarle para que cree el juego a su antojo. Pero es el que se incrusta entre los centrales para empezar a mover el esférico. Ahí es donde entra el organizador, encargado de dar balones a los hombres de ataque.
Al igual que venía jugando el primer equipo, Macón apuesta por tres hombres para surtir de balones al delantero. En este caso, habitualmente, la banda derecha es ocupada por José Manuel, el centro por Hassan y la izquierda por Toni, el capitán. El portador del brazalete empezó la liga como un rayo y tiró de su equipo cuando lo necesitaba.
Este es el último año de edad juvenil de los tres, por lo que tienen que prepararse para intentar hacerse un hueco en el Promesas. El mediapunta, que ya ha entrenado con el primer equipo, tiene mucha clase, pero le falta regularidad. El extremo derecho está siendo una de las sensaciones de esta temporada. Mientras, «el cabecilla» tiene las cualidades de un extremo y una gran pegada en los últimos metros.
Arriba, dos jugadores pelean por un solo puesto, pese a que hay tres delanteros. Fran Adeva comenzó siendo indiscutible para Chuchi Macón, pero, poco a poco, Isma Casado le ha ido ganando terreno, merced a unas buenas actuaciones que le han hecho ser titular. Además, el ariete es otro de los que han participado con el primer equipo. La lucha es sana y, en este aspecto, el División de Honor tiene esa posición bien cubierta.
El equipo es eso, un equipo. Tener las ideas claras es muy importante. El Juvenil DH aspira a terminar entre los tres primeros para jugar la Copa del Rey. En este momento se encuentran a las puertas, tras la derrota ante el Atlético de Madrid, en la cuarta posición. Los rojiblancos siguen la estela del líder, el Real Madrid. El tercer puesto lo ocupa el Rayo Vallecano, uno de los equipos con los que peleará el Real Valladolid para conseguir su objetivo.