Con alegría, casi con fandango, llegaba el Real Valladolid a la tierra del fallecido e ilustre Manolo Escobar. El éxtasis postrero que nos llegaba en el partido contra la Real Sociedad parecía haber maquillado un partido horrible con visos de poder repetirse. Y así fue.
Nos dispusimos a honrar al ilustre cantante, y lo conseguimos. Primero, y gracias a la inestimable ayuda de Muñíz Fernández, nos robaron el carro, para luego, como en arte taurina, hacer el don Tancredo. Porompompero en toda regla.
En Almería, en Almería nos lo robaron. Además con nocturnidad y alevosía. La clara, denigrante y delictiva mano de Rodri en el gol de la UD Almería vino precedida de un centro de un preso que ostentaba la libertad condicional. Nos referimos a Suso, quien pudo disputar este partido ya que el comité disciplinario tuvo a bien el disfrutar de unas merecidas vacaciones. Sin adulterar la competición. Cosas de críos.
Tras el centro de Suso llega el remate de Rodri. Tremendo el alley-oop que culmina el delantero soriano. Quizás, no sea la peor acción que comete en el devenir del partido. No teniendo suficiente con violar el reglamento, es capaz de mirar al colegiado buscando una impunidad que Muñiz consiente. Esto es el uno a cero. El segundo gol que marca Rodri lo hace tras el partido, mostrando más cobardía que valentía al decir que el gol lo mete con la cabeza.
Tras el descanso, aunque antes ya habían sonado clarines y timbales, comienza la fiesta taurina. El Real Valladolid hace el don Tancredo sobre el terreno de juego. Desempeña de una forma magistral el papel de equipo sin variante, inmóvil, que no se enfrenta a sus propios problemas. Como si de la cómica arte taurina se tratara, supimos hacer las delicias de los que allí presenciaban el espectáculo.
Más tarde nos desquiciamos. Esto se puede ver con suma facilidad en jugadores con el vaso siempre a punto de desbordarse, a los que algo menos que una gota les hace falta para derramarse. Ebert se salió del campo, dejando a un lado diatribas infértiles sobre si su expulsión fue justa o no.
Y así, entre flores, fandanguillos y alegrías para una UD Almería que apunta y no dispara, y que puede que sea el peor equipo de la categoría, acaba el partido. El Real Valladolid sigue eligiendo mientras a Dolores, Dolores, Lolita, Lola. Esperemos que acabe antes el dantesco espectáculo que ofrece este equipo que la excusa de las lesiones.