Juan Ignacio Martínez volvió a apostar ante el Málaga por Guerra y Osorio en punta de ataque en lo que parece ser la variante más real ante la baja de Óscar.

Es habitual oír que el número uno es la perfección absoluta, pero poniéndonos «etimológicos», veremos que la palabra perfección viene a querer decir «hacer algo por completo», y para ello no hay nada mejor que la mano del que te la tiende, del que está a tu lado.
Javi Guerra parecía haber quedado solitario en la delantera del equipo tras la lesión de su compañero Óscar, pero nada más lejos de la realidad. Ahora el malacitano comparte (sabiendo lo que este verbo implica) la punta del ataque vallisoletano con Humberto Osorio. Les ha llegado la oportunidad de buscar la perfección compartida.
De inicio ya pudimos verles juntos frente al Elche en el Martínez Valero, pero la incompetencia de Hernández Hernández al expulsar a Berdigch tras inventarse un penalti, hizo que Osorio tuviera que ser el sacrificado en aras de soportar el vendaval ilicitano durante el resto del partido.
Bien es verdad que en los minutos en los que se encontraron juntos sobre el tapete, Guerra y Osorio no dieron muestras de un gran juego entre ellos, y fue más bien la capacidad del nueve la que destacaba sobre la desaparición del colombiano, que salvo algún desmarque esporádico, poco más ofreció.
El guión frente al Málaga se presentó diferente desde el primer momento. Juan Ignacio Martínez interpretó tras lo visto frente al Elche que la mejor manera de encontrar a Guerra y Osorio, sin un enlace de por medio, sería la de profundizar por bandas. Y es ahí donde la cosa cambia para nuestra pareja atacante. ‘El Zorro’ Osorio se desenvuelve con astucia cerca de la cal, dando salida en superioridades por banda, dejándose caer arrastrando a su central. Todo eso, unido a sus continuos desmarques diagonales, es aprovechado por Guerra.
¿De qué manera comparten vida conyugal Javi Guerra y Humberto Osorio? No deja de ser un matrimonio, y necesitan una carga, algo bajo lo que vivan subyugados: viven hipotecados por el gol. El trabajo de nuestros dos arietes frente al Málaga no fue nada desdeñable, y cumplieron en todas las facetas con lo diseñado por Juan Ignacio Martínez, pero no dejan de ser delanteros, y a ellos se les exige goles.
Afortunadamente estos llegaron, y afortunadamente no solo a plazo corto, ya que, quizás, si Ebert con su particular guante no hubiera encontrado la cabeza de ellos dos, ahora mismo estaríamos hablando de una dupleta de delanteros que no ven puerta, y Osorio no ostenta el crédito de Guerra. Probablemente desaparecería del once titular el cafetero, aunque la casuística es más un tema para quien viva de ella.
Hacía mucho tiempo que el Real Valladolid no tenía ‘la parejita’ arriba. Hay que remontarse a los tiempo de Antonio Gómez y su Calle–Guerra para encontrar una dupleta atacante con visos de consolidarse como esquema ofensivo. Se debe precisar que por entonces, un tal Óscar González era desaprovechado en el banquillo. Hoy, como ayer, la ausencia del charro abre las puertas a que podamos jugar con dos delanteros. Juan Ignacio Martínez seguirá apostando por ellos dos, sabe mejor que nadie lo de «dos, mejor que uno».