El fútbol del centrocampista colchonero ha crecido hasta convertirse en un jugador de un corte semejante al del blanquivioleta, con quien coincidió en Valladolid.
Quien escribe siempre quería que jugara Mario Suárez. Me gustaba más Borja que Álvaro Rubio, y si por mí hubiera sido, el riojano no hubiera jugado tanto entre una cosa y otra. A decir verdad, eso se fue calmando, sobre todo a partir del partido contra el Poli Ejido. Aquel día muchos nos dimos cuenta de que ascenderíamos con toda seguridad, y de que Álvaro Rubio era muy bueno.
Efectivamente, aquel año el Real Valladolid ascendió, y durante los años venideros Álvaro Rubio se convirtió en estandarte del equipo pucelano, compitiendo siempre a buen nivel y ganándose de nuevo la titularidad cada vez que la perdía, ya fuera en Segunda o en Primera División.
De Mario Suárez quedó un buen recuerdo, otra anécdota positiva más de aquel año mágico. Por entonces lo destacaríamos como un centrocampista llegador, más ofensivo que defensivo, con calidad y con buena proyección, pero que solo tenía diecinueve años cuando llegó. Para convertirse en lo que hoy es, internacional con la mejor selección del mundo, ha tenido que pelear mucho. Hoy en día es algo muy diferente de aquel benjamín que llegó a Valladolid.
Tras su paso por Zorrilla, Mario Suárez volvió a salir cedido desde el Atlético de Madrid, esta vez con rumbo a Vigo. Allí, en el Real Club Celta, volvió a cuajar una temporada aceptable, aunque no se le dieron tantos galones como se presuponía. En las dos siguientes temporadas recaló en el RCD Mallorca, siendo allí donde se hizo futbolista de verdad.
Tomó un rol determinante dentro del equipo, sobre todo en la segunda temporada, y dejó de ser ese mediocampista ofensivo con calidad para, sin abandonar lo atesorado, convertirse en un jugador con mayor peso defensivo, con una mayor carga de trabajo… en fin, con mayores responsabilidades. Su espectacular segunda temporada, a la par que la del equipo bermellón, hizo que el Atlético de Madrid ejecutase la opción de compra que tenía sobre el alcobendense.
De vuelta a casa, y con ‘El Cholo’ Simeone en el banquillo, Mario Suárez ha acrecentado sus dotes defensivas, de trabajo y de sacrificio, convirtiéndose junto con Tiago en el centrocampista más retrasado en el dibujo del míster argentino, un rol que cubrió y en el que cumplió en la última convocatoria con España.
Queda lejos, muy lejos, el jugador que llegara a Zorrilla en 2006. Siete años dan para mucho, y mientras Mario daba pasos cortos pero seguros en su carrera como futbolista, quizás su posición en el campo haya ido dando también pasos hacia atrás. Hoy por hoy es un todoterreno al que la exigencia de su equipo le hace mostrar unas dotes técnicas que muy pocos mediocentros defensivos poseen.
Curiosamente, mientras Mario ha ido escalando por el mundo del balompié, Álvaro Rubio continúa quedo en este Real Valladolid, aunque existen más similitudes que diferencias. Los dos han peleado el puesto contra viento y marea, saben darle un poso especial a sus equipos y su calidad es incuestionable. Quizás sea aventurarse demasiado, pero Mario Suárez pudo tener un maestro en Álvaro Rubio, un ejemplo de cómo ser referencia; de cómo hacer bien las cosas, aunque estas se ejecuten desde la sombra.