El colombiano es capaz de desempeñar diferentes funciones dentro del terreno de juego, como ha mostrado en el último año.

Ni Guerra ni Manucho. Algo diferente. Se podría decir que es una mezcla entre ambos. Eso sí, con un toque distinto. Así es -grosso modo- Humberto Osorio, un punta que ha desarrollado varias facetas en los dos últimos equipos donde ha estado, en los que, no obstante, el gol siempre ha sido su mayor aliado.
Las referencias más cercanas del colombiano nos llevan hasta su paso por Millonarios. Allí ejerció un rol más cercano al de un ‘killer’, llegando a marcar doce goles en diecisiete partidos ligueros. Con el ‘9’ a la espalda, vio avalado por los números ese papel. Cazando balones al más puro estilo Falcao, se hizo el dueño del área en su estancia en el conjunto millo.
Pero el cambio de aires, a Argentina, conllevó algo más que una simple mudanza deportiva. En esta nueva etapa en San Martín de San Juan se ha podido ver a un Osorio más liberado. El vallenato se gustaba saliendo del área, cayendo a banda en cuantiosas ocasiones y asociándose con sus compañeros. Aunque no por ello ha perdido su olfato goleador. Dentro de la zona de castigo, no tenía piedad con sus rivales.
‘El Zorro’, como se le apodó tras jugar con una máscara facial por culpa de una lesión, destacó en el último tramo del Torneo Final argentino por marcar tres goles a Boca Juniors. En ese encuentro es en el que se pudieron ver todas sus facetas, en el que se le vio en su mayor expresión. Anduvo pillo en el primer tanto; fue hombre de área en el segundo; y dio buena cuenta de su capacidad combinativa en el tercero.
Ruptura al espacio y gol
El cafetero es un delantero al que le gusta lanzar el desmarque al espacio y buscar veloz la portería rival. Es, la rapidez de movimientos y en carrera, una de sus mayores virtudes, así como su capacidad de caer a bandas para propiciar la llegada de la segunda línea, características que JIM ha hallado y explotado en sus puntas en su reciente experiencia en el Levante.
Como Koné o Martins, no está exento de gol; más bien al contrario. En su carrera deportiva ha hecho 83 tantos en 165 apariciones como profesional, lo que supone un promedio de un gol cada dos encuentros, cuestión nada desdeñable para un equipo del nivel económico y deportivo del Real Valladolid.
Además de ser capaz de definir con cualquiera de las dos piernas, tiene también un correcto desempeño del juego de espaldas, logrando proteger de modo eficaz el balón a la vez que aguarda el apoyo de un compañero y, sin ser un jugador extremadamente alto, se maneja con soltura en el juego aéreo y no duda en buscar el esférico con la cabeza, con el fin de alojarlo en la meta rival.
Dando por sentado que el fútbol sudamericano es diferente al que se desarrolla en Europa y que, como casi cualquier jugador, quizá deba experimentar un periodo inicial de adaptación, puede decirse que su estilo no se encuentra forzosamente alejado del que triunfa en el Viejo Continente. Más bien al contrario; como a Alcatraz, con quien jugó en el Atlético Bucaramanga, el salto debería ayudarle a afianzar su fútbol a gran escala.
Sin ir más lejos, cuando Radamel Falcao fichó por el Atlético de Madrid, el FC Porto intentó firmarlo lo que, irremediablemente, hizo que las comparaciones con ‘El Tigre’ fueran inevitables. Aunque, en cualquier caso, Osorio no es tigre, sino zorro. Pero una cosa es cierta: el gol es gol en Sudamérica y aquí. Y él, al otro lado del charco, ha demostrado que tiene gol. Y condiciones suficientes para, como allí donde ha ido, convertirse en el nuevo ídolo de Valladolid.