El canterano es el máximo goleador del Promesas con quince tantos y uno de los jugadores de referencia del equipo por su lucha, entrega y calidad.
El destino quiso que Enrique González Casín (Valladolid, dieciséis de mayo de 1990), más conocido como Quique, en la presente temporada volviese a recalar en las filias del Real Valladolid Promesas, a pesar de haberse anunciado su cesión al conjunto salmantino del Guijuelo y tras un año de formación en el Logroñés ambos de Segunda División B, para convertirse en la revelación del filial blanquivioleta no solo por los quince goles que lleva anotados hasta el momento, sino por su juego.
A pesar de llegar con la temporada ya empezada, su primer partido con la elástica albivioleta fue en la jornada seis ante el Atlético Astorga en los Campos Anexos al Nuevo José Zorrilla y no como titular, se ha convertido en uno de los jugadores más valorados del Promesas.
Poco a poco se fue ganando la confianza de Torres Gómez y, por tanto, un hueco en el once inicial. Desde la jornada ocho, en todos los partidos que ha podido disputar –solo se ha perdido tres- ha sido titular indiscutible en el ataque blanquivioleta.
Criado en las categorías inferiores del Real Valladolid, llegó al Real Valladolid Promesas con diecisiete años, en la temporada 2007/08, de la mano de Alfredo Merino cuando este estaba en Segunda División B. Pocas fueron las oportunidad que le brindaron a Quique en este año, 176 minutos repartidos en dos partidos, ambos como titular.
De la Fuente y Onésimo en la campaña siguiente, otra más en la División de Bronce, le dieron el impulso necesario para que se convirtiera en uno de los canteranos más valorados del Real Valladolid. Durante la campaña 2008/09 disfrutó de un total de 2.749 minutos (37 partidos, 33 como titular) donde anotó un total de seis goles.
Las dos temporadas siguientes el Promesas militó por la Tercera División pero Quique siguió destacando entre sus compañeros. En el curso 2009/10 jugó 2.568 minutos, en los que marcó siete goles y dando doce asistencias. La 2010/11 la campaña que le brindó la oportunidad de debutar con el primer equipo de la mano de Antonio Gómez y Abel Resino, bien es verdad que este último apostó más por Bacari.
Durante este año Quique compaginó jugar con el Promesas, 1.600 minutos, ocho goles y una asistencia, y ser parte de la primera plantilla. Tan solo fueron seis partidos, uno como titular, y un total de 145 minutos los que pudo disfrutar. Por aquel entonces, era un joven a tener en cuenta pero la llegada de Miroslav Djukic hizo que el canterano tuviera que hacer las maletas puesto que el técnico serbio no contaba con él.
El delantero fue entonces cedido al Logroñés de la Segunda División B. A pesar de la insistencia del conjunto riojano por hacerse con la cesión del vallisoletano, el ariete apenas tuvo oportunidades de demostrar todo su fútbol. Un total de 352 minutos en veintiún partidos (solo dos como titular) son los que jugó con la camiseta rojiblanca.
El ariete nunca se ha caracterizado por su olfato goleador pero a tan solo cuatro jornadas del final de liga (a expensas del play-off) es el máximo realizador del Real Valladolid Promesas con un total de quince dianas. La evolución que ha experimentado Quique en estos meses es la deseada por muchos jugadores.
Se trata de un jugador de calidad, que nunca da un balón por perdido, remata todo balón que le llega, no se limita a atacar –su labor en defensa está siendo impecable- y cuya velocidad le permite ejecutar las contras de manera magistral.