Lucena es el único jugador de la plantilla actual que ha conseguido tres ascensos con el Granada, pasando de Tercera a Primera en tan solo siete temporadas.

Estar sentado en una terraza en un barrio de la bella Granada, disfrutando de las vacaciones estivales, mientras esperas a unos periodistas que te van a hacer una entrevista cuando, de repente, escuchas los gritos de una mujer a la cual le acababan de robar la cartera… y sin dudarlo ni un solo instante, salir corriendo detrás del carterista, darlo alcance y retenerlo hasta la llegada de la policía, tal guerrero nazarí que acaba de salir victorioso de su duelo.
No es ficción ni una fábula que va de boca en boca por las calles de Granada, es lo que le ocurrió a Manuel Lucena Medina (dieciocho de noviembre de 1982) el pasado seis de junio de 2012. Tal vez este nombre sea desconocido para muchos, o por lo menos por tierras pucelanas, pero para la afición nazarí es el nombre de su capitán, de su dieciocho, en definitiva, de su guerrero granadino.
Como muchos otros futbolistas, Lucena llegó al Granada siendo muy joven, pues tan solo tenía dieciséis años cuando fichó por el conjunto de su ciudad natal. Durante dos años se formó en el conjunto nazarí antes de hacer las maletas y partir hacia tierras asturianas.
En la temporada 2004/05 abandonó la Tercera División para jugar en la categoría de bronce con el Marino de Luanco. La temporada siguiente se mudó a Gijón para jugar en Segunda con el Sporting pero en esa misma temporada decidió retornar a su casa.
Desde su vuelta hace algo más de siete años Lucena ha participado en todos los éxitos del Granada. Sin duda alguna puede presumir de haber sido uno de los artífices de la llegada del conjunto nazarí a lo más alto del fútbol profesional, puesto que es el único jugador de la plantilla actual que ha bregado en el barro de la Tercera y de Segunda B con el conjunto de su ciudad. El ascenso a la división de bronce llegó el año de su retorno (2005/06).
Tras cuatro años militando en el Grupo IV de la Segunda B, el veintitrés de mayo de 2010 cumplió su sueño de ascender a la categoría de plata con su Granada tras perder en Alcorcón por cero goles a uno, pero haciendo buen la victoria conseguida una semana antes en los Cármenes. Un nuevo reto, aunque la Segunda no era desconocida para él ya que con el Sporting jugó en esta categoría, que llegaría tras muchos años de trabajo y sacrificio.
Lo que el joven Lucena no se imaginaba es que la escalada del Granada hacía la cumbre iba a ser fulgurante y que él iba a ser su capitán. En tan solo tres temporadas, este guerrero nazarí, pasó de jugar solo por Al-Andalus a recorrerse toda Hispania. Primero recorriendo los duros y arduos caminos de una Segunda donde hay que presentar batalla día sí, día también pero que tuvo como recompensar llegar a las estrellas.
Las estrellas…de la Liga española, un sueño de infancia hecho realidad el veintisiete de agosto de 2011. Su guerra no acabó aquí, sino que prosiguió durante una temporada más, el capitán no quería despertar de su sueño. Como único granadino del batallón quiso que su maravillosa ciudad siguiera disfrutando de la élite. En el último suspiro de la batalla final su ejército consiguió la salvación. El dragón del descenso acabó derrotado, se había ganado la primera batalla pero la guerra de la Primera no había hecho más que comenzar.
El sueño continúa y el guerrero nazarí, Manuel Lucena, sigue disfrutando de su Granada natal, de sus calles, de su gente, esa afición que le quiere y le admira por su constancia, su profesionalidad y su entrega…y haciendo de héroe improvisado con –o sin- el dieciocho a la espalda.