A sus 39 años, Luis García Plaza, técnico del Getafe, ha entrenado ya en siete equipos distintos.
El Real Valladolid visita este fin de semana al Getafe, un equipo que pretende hacer algo más que conseguir la permanencia con Luis García Plaza. El madrileño cumple su segunda temporada en el banquillo azulón, tras conseguir -pese a la irregularidad mostrada- una holgada salvación la pasada temporada.
La buena gestión de Ángel Torres y la dirección deportiva ha permitido que lleguen esta misma temporada varios buenos jugadores a la ciudad madrileña, algo en lo que a buen seguro tendrá también que ver la apuesta atractiva de un García Plaza cuya historia es curiosa, ya que para lograr recalar en equipos de mayor prestigio ha tenido que romper los contratos que tenía con sus clubes y abonar la cláusula para intentar hacerse un hueco entre los nombres más destacados de los banquillos de la Primera División.
Luis García es uno de los benjamines de los banquillos de la Liga BBVA, pues tiene tan solo 39 años. No obstante, ostenta ya una trayectoria como técnico bastante amplia.
Como futbolista, jugaba de defensa central y estuvo en las categorías inferiores del Atlético de Madrid, donde llegó a jugar en el filial en Segunda B e incluso a entrenar con el primer equipo, pero sin llegar a ser convocado. Posteriormente recaló en el Yeclano, Rayo B, Talavera y Benidorm, donde logró ascender de Tercera a Segunda B, pero con 27 años tuvo que retirarse debido a una lesión grave de menisco, después de haber estado lesionado también de gravedad en un hombro.
Tras dejar de dar patadas al balón, fijó su residencia en la ciudad alicantina de Altea, donde comenzó su carrera en los banquillos en el equipo local, la UU Altea de Regional Preferente, en 2001. A partir de aquí cambió varias veces de equipo, todos de ellos valencianos: Villajoyosa, Altea de nuevo, Villarreal B, Elche y Benidorm.
En 2008 el Levante llamó a la puerta del míster madrileño para buscar el ascenso del club granota, pero en su primer año tan solo logró una meritoria octava plaza en la Liga Adelante. La segunda temporada en el Ciudad de Valencia sería la de su consolidación.
Esa campaña el objetivo de los valencianos parecía ser la permanencia y Luis García logró situar a los suyos en la zona media de la tabla en la primera vuelta, pero con una estratosférica segunda mitad de curso consiguió el ascenso y que el equipo realizase una de las segundas mejores vueltas de toda Europa. Esta fantástica temporada en el club valenciano le valió para ganar el Trofeo Miguel Muñoz al mejor entrenador de Segunda División.
La dificultad fue mayor para Luis García Plaza, que se enfrentaba al reto de mantener en Primera División a un recién ascendido con pocos recursos. La primera vuelta para los granotas fue complicada, pero las segundas vueltas son la especialidad del técnico madrileño, que logró salvar al conjunto azulgrana con bastante solvencia con una recta final de campeonato para enmarcar.
Como el fútbol es así de caprichoso (tan pronto te enaltece si tu equipo marcha bien como te hunde si pasa lo contrario), la solvente salvación azulgrana despertó la curiosidad del Getafe, que a la vez que García Plaza destacaba, estuvo al borde del descenso con Míchel en el banquillo del Coliseum.
El club azulón le propuso un contrato y consiguió hacerse con sus servicios, si bien, dado que su vinculación con el Levante estaba aún vigente, el madrileño tuvo que pagar de su bolsillo la cláusula de salida de un millón para recalar en el conjunto getafense, repitiendo así su propia historia, ya que hizo lo mismo para salir del Villarreal B y Elche, anteriormente.
En su primera temporada como técnico del Getafe, la pasada, logró que el equipo lograse la permanencia sin sufrir. Este año el objetivo es lograr algo más, acercarse a los puestos europeos. Los azulones tienen un equipo competitivo y un entrenador competente que, si realiza una gran campaña tal vez tenga que volver a pagar su cláusula para llegar a un equipo aun más grande.